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martes, 24 de julio de 2012

Simón Bolívar "Capayero" ...

En Venezuela, tenemos una leyenda o un mito vinculado a nuestra cultura popular, que se mantiene de generación en generación, es la creencia de que Simón Bolívar no nació en Caracas, como lo sostiene la historia “oficial”, y que nuestro Ilustre Prócer de La Independencia nació en las afueras de la capital, pues para la fecha de su alumbramiento, su madre se encontraba veraneando en una de las haciendas de la familia Bolívar y Palacios en las cercanías de Capaya.

Incluso hay otras versiones o vertientes de este "mito" o "leyenda" que aseverarían que Doña María de la Concepción no fue la madre del Libertador !!! . . .
Esta leyenda o mito ha contado con una gran cantidad de detractores y opositores a la simple idea de que tan Ilustre personaje pudiese haber venido al mundo en una población de esclavos donde las familias adineradas de la época (los mantuanos) tenían algunas posesiones para el cultivo y la explotación del cacao y café en unas tierras muy fértiles y cercanas a la ciudad de Caracas. Pero por otro lado, no suena tan descabellada dicha tradición ancestral o leyenda, si nos detenemos a analizar los argumentos que a continuación detallo y que fueron extraídos de algunas publicaciones “reaccionarias” o progresistas de mi país, que yo más bien denominaría, publicaciones despojadas de falsos tabúes y convencionalismos retardatarios que se fueron arraigando en todas las “crónicas oficiales” pero que hoy por la dinámica de los tiempos nos permitimos develar e incluso hasta poner en tela de juicio esas aseveraciones con un  fuerte sello de racismo y negación por todo lo que escapa o se separa de lo “socialmente aceptado” por las generaciones dominantes en esta “Tierra de Gracia” durante tantos siglos, pues es bien sabido que la historia la escribieron “los blancos para los blancos”, ya que estos poseían el “monopolio” del conocimiento y las letras, pero no podíamos olvidarnos de la tradición oral (o verbal), la cual ha sido trasmitida de generación en generación, tal como aquellos juglares y trovadores lo hicieron allende nuestras fronteras, entre nuestros dignos compatriotas afro-descendientes y a quienes debemos darle un justo sitial en esta Historia.
JULIO de 2011
Con motivo de este nuevo aniversario del natalicio de nuestro Libertador,  y en la conmemoración de nuestro Bicentenario de Independencia decidí hacer una nueva visita a esta población mirandina, denominación que le viene por el nombre del estado en que se encuentra: estado (departamento en otras latitudes) Miranda, en honor a Francisco de Miranda, precusor de nuestra Independencia, Insigne hombre de tres revoluciones, cuyo nombre está grabado en el Arco de Triunfo de Paris, como héroe de la revolución francesa, lo cual no es poca cosa para un "criollo" americano del siglo XVIII.
Pero volviendo a mi reciente visita a Capaya, tuve el privilegio de poder hablar con el sr.  Angel Custodio Palacios, quién en amena charla me ratificó todo y cada uno de los puntos expresados en una publicación anterior e incluso llegó a compartir conmigo una "confidencia" de los capayeros, quienes en su mayoría son orgullosos afrodescendientes y mantienen esta tradición de generación en generación. El sr. Palacios me comentó que él sabía de muy buena fuente que realmente Simón Bolívar era hijo del coronel Juan Vicente Bolívar con una esclava de su hacienda y no fue parido por doña Maria Concepción, pero que fue criado en el seno familiar como uno más de la descendencia del honorable matrimonio Bolívar y Palacios. Mirando hacia los lados, el sr. Palacios agregó: por decir esto en otro momento me hubiesen puesto tras las rejas o quizás algo peor,  pero ahora estamos viviendo otros tiempos y además a mi edad ya no tengo miedo a decir la verdad . . . no obstante volvió a mirar hacia los lados, quizás por la precaución que se debe tener al emitir tal aseveración. Yo debo confesarles que no es la primera vez que escucho esta "conseja" popular sobre el verdadero origen de nuestro Libertador y para tranquilidad del sr. Palacios le comenté: sería por eso que en sus días difíciles despues del intento de atentado que sufrió Bolívar en Bogotá en la nefasta noche del 28 de Septiembre de 1828, en el ocaso de su gloria, sus detractores y enemigos le llamaban "Longaniza" (Pedazo largo de tripa estrecha rellena de carne de cerdo picada y adobada) haciendo clara mención racista al color "tostado" de su tez y de su piel. Comentario este que pareció devolverle la calma a mi recio interlocutor al ratificarle la veracidad de su afirmación . . . Esta aseveración nunca ha pasado de ser parte de este mito o leyenda, pero no obstante muy arraigada en un sector de nuestra población y yo cumplo con mi deber de comentarla.
Yo solo puedo agregar: “cosas habréis de ver (y oír) mi querido Sancho . . .”

P.D. - Debo aclarar que con esta modesta crónica no trato bajo ningún concepto de minimizar la INMENSA GLORIA de nuestro Libertador Simón Bolívar, primero por la admiración y respeto que me merecen desde que tengo uso de razón, su figura y la gesta Heróica del padre de La Patria y además porque ningún simple mortal como yo podría ni siquiera pretender ensombrecer tan Insigne personaje Universal; solo quise rememorar en su aniversario 228 una vieja leyenda y una escala que realizé en la mencionada población, durante un viaje a las costas del oriente de mi país. Lo que si pudiese pretender (quizás veladamente) es dejar muy en claro que la historia, aquí y en cualquier parte del mundo y en cualquier época, siempre ha sido manipulada e incluso tergiversada por inconfesables y oscuros intereses en algunos casos,  cómo en la leyenda citada vs. la historia "oficial" sería por racismo, a mi manera de ver, y otras veces es manipulada por quienes la escriben, al no ser fieles a los verdaderos hechos ocurridos, por error u omisión para congraciarse con las elites dominantes, que no necesariamente estan al lado de la "rigurosidad histórica" y mucho menos de los intereses de las minorías etnicas o sociales. Esto sería tema de otra publicación y no pretendo salirme del tema, solo me sentí obligado a incluir esta breve acotación para no ser malinterpretado por algún lector  . . .
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