Carl Gustav Jung ha sido, sin duda, una de las mentes más lúcidas que Occidente haya aportado a la historia. Su erudición y su inteligencia, en combinación con una sublime sensibilidad, hicieron de Jung una prominente figura para el estudio de campos fundamentales de la experiencia humana: el arte, la psicología y la alquimia. Además, las singulares y múltiples virtudes de este genial hombre nacido en Suiza permitieron establecer un puente, un conducto catalizador, para introducir a la cultura occidental algunas de las más refinadas joyas orientales, por ejemplo, el concepto del mandala, ese epicentro geométrico que hila la mente, el espacio y la conciencia, cuya popularización fuera del Oriente se le debe a Jung.