«En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
"Sólo la verdad os hará libres". San Juan
"Que hermosa apariencia tiene la falsedad". William Shakespeare
"Sólo los peces muertos nadan con la corriente." Malcolm Muggeridge
"La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda". Thomas Fuller
"La verdad es útil a quien la escucha, pero desventajosa a quien la dice, porque lo hace odioso". Blaise Pascal
Robert Trivers, un biólogo evolutivo norteamericano, opina que el autoengaño es una sofisticación de la mentira, ya que ocultarse algo a uno mismo lo hace más invisible y difícil de descubrir para el resto. Mentir conscientemente, además, crea una contradicción en el cerebro y requiere un mayor esfuerzo. En eso se basa el polígrafo (la máquina de la verdad), pues al falsear la respuesta aparecen señales de estrés a veces imperceptibles, como sudor, cambios en la presión cardiaca o la respiración...
La capacidad para mirar hacia otro lado también se ha mostrado fundamental para forjar las relaciones humanas. Se necesita cierta dosis de engaño para mantener la discreción, encubrir cuestiones embarazosas o proteger la integridad de otra persona. Sin embargo, también nos servimos del autoengaño para fines menos honorables, como embaucar a los demás, ocultar aspectos indeseables de uno mismo, lograr un objetivo a toda costa...
«En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario»
La verdad soportable
"En el interior del hombre habita la verdad"
(San Agustín)
LA VERDAD OS HARÁ LIBRES.
MIENTRAS LA MENTIRA OS HARÁ ESCLAVOS Y SOMETIDOS.
Nadie se halla libre del autoengaño, esa estrategia mental que permite esquivar la realidad refugiándose en una inconsciencia más o menos deliberada. Se recurre al autoengaño para evitar asumir las consecuencias de los propios actos al no ver ciertos aspectos personales o del entorno que resultan desagradables, al fingir y ocultar lo que se siente o al justificarse para salir airoso de una situación.
Pero ¿cómo es posible engañarse a uno mismo? Según Francisco J. Rubia, catedrático de Medicina e investigador en neurociencia, incluso el propio cerebro nos engaña. La misión principal de este órgano es garantizar la supervivencia del organismo, y para tal fin elabora pero también deforma la información que recibe de los sentidos.
"En algunos momentos, esta escapatoria puede resultar útil, pero si se mantiene de manera rígida puede generar dificultades"
Para leer completo este interesante artículo de CRISTINA LLAGOSTERA
publicado por El Rincón de Yanka visita el siguiente link:
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Namasté