SER+POSITIVO
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40 de
iluSionEX
19 de VihDA+
mis
años… mi vida
Una desquiciada y errática narración producto de largas
horas de insomnio y vigilia mientras espero a la muerte, pues decidí escribir
sobre mis 59 años de vida antes de partir. Escribo sobre una vida de las más
sencillas, de las más ordinarias y de las más terribles. Si la historia que van a leer les parece
enigmática e incoherente, también la vida lo es. Es repetitiva como la vida y,
como la vida, sujeta a múltiples interpretaciones.
Estoy tratando de transitar el camino que me queda con
agradecimiento y aceptación, sin el incómodo ego para no levantar mucho polvo y
muy alerta para saber disfrutar de todas las experiencias y de cada pequeño
detalle que me deparará el recorrido…
"Lo mejor que puedes hacer con la muerte es aprovechar
la vida al máximo" así que seguiré escribiendo, meditando y caminando
mientras ella llega... pues: la Muerte que podría ser un anhelado descanso para
el hombre cansado, no es solamente un descanso; sino una resurrección, una
nueva vida, un nuevo comienzo. Una nueva puerta se abre, la muerte es Dios.
ANOTACIONES DE VICTOR FEDERICO
GREGORIO
-solo para locos-
Existe una delgada línea entre la realidad y la imaginación que se
fusionan con las penurias y los desvelos propios del agotamiento mental y el
evidente deterioro que poco a poco se han ido apoderando de mi mente y de mi
cuerpo.
En estas líneas no pretendo narrar toda mi vida, solamente escribo para
mí mismo, para drenar mis angustias y mis desvelos, para ocupar el espacio que
deja la soledad, el dolor y el hambre, también escribo para reconocer mis
errores y así dejarlo plasmado en estas líneas. Es un pequeño recuento sobre mi
persona, mi origen, mi crianza, algunos hechos relevantes y otros bochornosos.
Es de hacer notar que han sido escritas en un lapso de aproximadamente
diez (10) años y en muy diferentes circunstancias anímicas, morales y
económicas, y aunque al final he tratado de “reordenarlas” para darle una
secuencia lineal a su orden cronológico, con algunas excepciones y gazapos
insalvables, se mantuvo la esencia y el contenido del momento en el cuál se
escribió cada anécdota o cada recuerdo, sin alterar mi sentimiento original al
momento de escribirlo, aun cuando este sentimiento hubiese podido variar con el
transcurrir de los años. Lo hice en aras de mantener la esencia de mis
emociones e incluso para dejar evidencia de cómo estas pueden variar
significativamente o permanecer inalterables. Hago esta aclaratoria para
facilitar la comprensión de lo que definitivamente no deja de ser una narración
desquiciada y errática de una mente enferma y golpeada por los avatares de la
vida y el tiempo.
He copiado algunas citas y párrafos completos de autores conocidos que
alguna vez leí y también de maestros que conocí en mi vida y que con sus
enseñanzas y aportes ayudaron a nutrir mi existencia y a comprender un poco
mejor la vida y a aceptar la muerte. También incluí algunas imágenes y fotos
personales y familiares, y otras alusivas al texto que las acompaña.
Escribo sobre la vida misma, del camino que nos toca recorrer para vivir
y para aceptar la muerte; de los giros que puede tomar nuestro camino o nuestro
destino, se trata del largo sendero que me ha tocado recorrer para aprender a
interpretar lo que realmente significa vivir y morir, escribo para drenar, para
hacer catarsis, para entender y disfrutar de la “travesía” y tratar de
averiguar cuál era mi misión en este plano… a veces también escribo simplemente
para encontrarme conmigo mismo y otras veces para buscar un poco de fortaleza y
aliento dentro de mis propias experiencias y vivencias pasadas, o en las de
otros y así poder vislumbrar "la luz al final del túnel" o en su
defecto para saber cuándo debo "apagar la luz y salir sin hacer
ruido"…
En los momentos en que escribo estas líneas (año 2018) me siento
realmente abatido, derrotado, abandonado, enfermo y adolorido; sin ninguna
razón para seguir viviendo o mejor dicho para seguir sufriendo…
Sería una bendición poder ponerle fin a este constante sufrimiento,
dolor e incertidumbre en que se ha convertido mi vida o más bien debería decir mí
miserable existencia o mi tortura terrenal. Tan cierta es esta percepción
fatalista que me acompaña, que estoy seguro que el Infierno si existe, pero no
en la otra vida, no en otro plano, como lo predican la mayoría de las
religiones... sino más bien aquí mismo, en este plano terrenal, donde se paga
todo lo que hacemos en “carne propia” y a veces multiplicado por mil. Parece
ser cierto aquello de que nada escapa a los ojos del Creador o que todo está
regido por la justicia divina y “no hay
plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”.
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Un abrazo de luz y muchas bendiciones.
Namasté