Sali de Caracas forzado por las circunstancias pues mi familia decidió vender el apartamento de mi mamá que falleció en el año 2011, apartamento donde estaba residenciado con ella desde finales del año 1999 cuando regresé a Caracas después de mi segundo divorcio y con algunos problemas de salud que debía atender y así lo hice con el amoroso acompañamiento de mi amada mamá.
Años más tarde (2005) la situación se invirtió, cosas de la vida, y fue la salud de mi madre la que comenzó a dar señales de alarma y debí dedicarme por completo a su cuidado como lo habría hecho cualquier hijo por su progenitora. Lo hice con mi mejor disposición, a mi mejor saber y entender, con aciertos y desaciertos, con las bemoles que suelen acompañar está delicadas situaciones de cuidado de un adulto mayor con severa pérdida de sus capacidades cognitivas. Siempre conté con el valioso e incondicional apoyo económico de mi querido Papá y eso no puedo dejar de mencionarlo.
Una vez fallecida mi Mamá seguí habitando y viviendo en su apartamento hasta el año 2014 cuando mis familiares decidieron ejecutar la venta y me concedieron una alícuota del total de la venta para que pudiese emprender mi periplo y así comenzó esta odisea…
He vivido momentos muy agradables y felices, primeramente en el páramo andino, específicamente en Santo Domingo en el estado Mérida dónde estuve viviendo felizmente durante casi cuatro (4) años en una posada con la familia Peña, que pasaron a ser mi familia en esos años y por quienes conservo especial aprecio y agradecimiento.
En el año 2017 por razones estrictamente económicas me ví forzado a cambiar de residencia y bajar hasta Barinas y pedirle albergue a mi hija mayor Vanessa y a su madre. Fueron unos años (2017 – 2022) muy difíciles… los cuales y solo ahora puedo ver como un proceso de preparación y acondicionamiento para lo que Dios me ofrecería más adelante. A veces no quiero ni siquiera recordar esos días y la marca que dejaron en mi corazón y en mis sentimientos, solo quiero pensar que afortunadamente pude salir de allí con vida de la mano de Jesús Misericordioso pues de otra manera otro hubiese sido el desenlace nada enaltecedor para quien escribe.
Desde el mes de octubre del año 2022 me encuentro en un paraíso terrenal, en Istmo Caribe en el estado Anzoátegui, en dónde estoy felizmente residenciado en una posada propiedad de mi buena amiga Belkis a quien le estaré eternamente agradecido. Estoy trabajando duro para cubrir mi estadía, acompañado de unos hermosos peluditos que se han convertido en mi actual familia, rodeado de una exhuberante vegetación, con el mar Caribe como guardian de mi Norte y la Laguna de Unare como mi patio trasero, siento una gran dicha y agradecimiento con Dios por permitirme haber llegado a este paraíso tropical después de mi anterior «escala» en tierras llaneras…
Sigo adelante, un día a la vez, como un peregrino poco a poco con tranquilidad, humildad, agradecimiento y mucha Paz pero también como un Lobo Estepario con cautela y sin falsas expectativas pues la vida puede cambiar en un segundo y además hoy estamos aquí pero mañana no sabemos…
Así que sigo orando, meditando y caminando trato de vivir en Paz conmigo mismo y con mi entorno, vivo el Aquí y el Ahora siempre consciente de nuestra «temporalidad» y fragilidad, practicando aquello que dice: «lo que tengo es tan poco que da para repartir»
Gracias Señor por guiarme y fortalecerme día a día, gracias por darme entendimiento y sabiduría para saber lo que no puedo cambiar y solo lo debo aceptar o para cambiar para mejorar lo que asi deba hacer para seguir adelante, siempre a tu lado mi Señor Jesús, de tu mano y con tus preceptos y enseñanzas como ley de obligatorio cumplimiento y como artículo de Fe que debo acatar.
Sin tí nada de esto hubiese sido posible y sin tu generosidad, magnificencia y protección nada de esto pudiese estar sucediendo…
Gracias, Gracias, Gracias...
SOLO DIOS BASTA 🙏🏼 ✝️ 🙏🏼
SER+POSITIVO
Paz y Bien
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Un abrazo de luz y muchas bendiciones.
Namasté