La mayoría de las personas aprenden a querer la felicidad por sobre todas las cosas. Más allá de que esto sea una impronta cultural, existe una importante factor de atracción en la felicidad: que parece brindar bienestar independientemente de las vicisitudes y circunstancias externas, con una entereza relativamente inviolable. Esto es al menos el entendimiento de la felicidad como ocurre e la filosofía y en la religión, y no en la sociedad de consumo.