Paracelso fue una figura de proporciones titánicas. Expresó ideas que eran esencialmente extraterrestres para su generación y plantó las semillas de un nuevo mundo en el campo de la química, la magia y la medicina. No sólo los movimientos importantes en la medicina alternativa del siglo XIX se desarrollaron a partir de su sistema, sino que enseñó al mundo la necesidad de observar la naturaleza de cerca y vivir a partir de sus dinámicas.
En sus reglas, Paracelso engloba la salud absoluta en una serie de instrucciones muy sencillas. La respiración, la alimentación, la bondad, la concentración y la confianza en la vida y en uno mismo como método de virtud y sublimación. Habla con especial énfasis sobre el valor del silencio y la discreción —como también afirmaba Sócrates en sus tres tamices-, y de llevar una vida sin desbordamientos.