Aquello contra lo que los científicos y médicos de todo el mundo han estado luchando durante años, y que se ha convertido en el mayor desafío de sus vidas, puede haber llegado a su fin. Se trata del VIH, el virus de la inmunodeficiencia humana, precursor viral del SIDA, y que es una evasiva que muta con frecuencia y, por lo tanto, rápidamente se convierte en inmune a la medicación.
Pues bien, un grupo de investigadores de la Universidad Drexel, en Filadelfia (EEUU), han descubierto la forma de evitar el virus y llevarlo a la autodestrucción. Consiste en el uso de una molécula llamada doble acción Inhibidora Virolítica (DAVEI, en sus siglas en inglés), que destruye las células infectadas sin dañar las sanas.
Hace tan solo unos días que ONUSIDA, el organismo de Naciones Unidas encargado de la lucha contra el VIH, dijo estar cerca del fin de la epidemia, que podría darse para el año 2030. Tal vez su director adjunto, Luis Loures, hizo estas declaraciones conociendo ya este gran adelanto.
La molécula combina componentes modificados de la inmunidad del VIH con una proteína que hace que el virus renuncie a su protección. La molécula de DAVEI se compone de dos piezas principales: la región proximal de membrana externa (MPER), que se une a las membranas virales, y cyanovarin (CVN), que se une a la capa de la proteína del virus. Al unirse, imitan la situación que se produce cuando se une a una célula. “Así, el truco de DAVEI es hacer que del virus piense que está a punto de infectar a una célula sana, cuando, en realidad, no hay nada para que se infecte. Solo libera su carga genética inofensivamente y muere”, asegura el Dr. Cameron Abrams, profesor en la Facultad de Ingeniería de Drexel e investigador principal del proyecto.
La ONU espera acabar con la epidemia de Sida para el año 2030
La erradicación total del Sida en el mundo es una tarea muy complicada. Sin embargo, los últimos avances en la lucha para contener la infección y la mayor concienciación de la población a la hora de evitar los riesgos pueden hacer posible acabar con la epidemia de la enfermedad, que se quedaría reducida a casos muy esporádicos. Desde ONUSIDA, el organismo de Naciones Unidas encargado de la lucha contra el VIH, se muestran optimistas al respecto y su director adjunto, Luis Loures ha estimado que para el año 2030 podríamos estar hablando del fin de la epidemia, que no de la enfermedad. Actualmente el Sida mata anualmente a 1,7 millones de personas en todo el mundo y tres millones se contagian de la enfermedad. “Estamos avanzando, no hay ninguna duda”, ha expresado el responsable.
“Podemos llegar al fin de la epidemia porque tenemos tratamiento y forma de controlar las infecciones”, explica Loures que destaca que en la última década el número de nuevas infecciones anuales se ha reducido en un 20% y en 25 países (13 de ellos en el África Subsahariana), el descenso ha sido superior al 50%. La clave está en un mejor acceso a los tratamientos. En los últimos dos años se ha incrementado en un 60% el número de enfermos que han logrado tener acceso a los medicamentos. El precio de las medicinas también es clave. La llegada de medicamentos genéricos ha ayudado a reducir de forma drástica el coste de los tratamientos, que se ha reducido de 17.000 dólares anuales a 150.
Loures también ha incidido en que la población homosexual masculina sigue estando entre las que más riesgo de contagio presentan, principalmente por no usar medidas de protección adecuadas. Los trabajadores del sexo y los consumidores de drogas también preocupan al organismo. Por zonas, la situación sigue siendo especialmente en el África subsahariana que concentra a casi siete de cada diez enfermos y donde casi un 5% de los adultos está infectado. En Europa oriental, América Latina y Asia, segunda zona con más prevalencia, se calcula que un 1% de los adultos está infectado.
“Podemos llegar al fin de la epidemia porque tenemos tratamiento y forma de controlar las infecciones”, explica Loures que destaca que en la última década el número de nuevas infecciones anuales se ha reducido en un 20% y en 25 países (13 de ellos en el África Subsahariana), el descenso ha sido superior al 50%. La clave está en un mejor acceso a los tratamientos. En los últimos dos años se ha incrementado en un 60% el número de enfermos que han logrado tener acceso a los medicamentos. El precio de las medicinas también es clave. La llegada de medicamentos genéricos ha ayudado a reducir de forma drástica el coste de los tratamientos, que se ha reducido de 17.000 dólares anuales a 150.
Loures también ha incidido en que la población homosexual masculina sigue estando entre las que más riesgo de contagio presentan, principalmente por no usar medidas de protección adecuadas. Los trabajadores del sexo y los consumidores de drogas también preocupan al organismo. Por zonas, la situación sigue siendo especialmente en el África subsahariana que concentra a casi siete de cada diez enfermos y donde casi un 5% de los adultos está infectado. En Europa oriental, América Latina y Asia, segunda zona con más prevalencia, se calcula que un 1% de los adultos está infectado.
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