SER+POSITIVO
Acostumbrarse es otra forma de morir, porque al final, se acaba entendiendo, que esperar a alguien es como callarse. Que sólo cuando uno se va, se dice: “te quiero”.
Porque a veces, hay personas a las que no llegan trenes y tienen que ir andando, soportar la distancia recorriéndola y no quejarse de ella. Porque al final la soledad sólo es un prólogo, que dura hasta que dejamos de cerrar puertas con la intención de que alguna persona se atreva a llamar.
Acostumbrarse es otra forma de morir, porque al final, se acaba entendiendo, que esperar a alguien es como callarse. Que sólo cuando uno se va, se dice: “te quiero”.
Porque a veces, hay personas a las que no llegan trenes y tienen que ir andando, soportar la distancia recorriéndola y no quejarse de ella. Porque al final la soledad sólo es un prólogo, que dura hasta que dejamos de cerrar puertas con la intención de que alguna persona se atreva a llamar.
A veces, hay mucha gente que se queda en el umbral con el miedo impidiéndoles acercarse del todo, porque entiende, que la vida también sigue sin nadie, que el sol brilla, que el cielo vuelve a vestirse de azul bonito, aunque nos sintamos tristes y que nuestro peor enemigo seamos nosotros mismos, cuando no nos importa salvarnos o al menos intentarlo...
De nada sirve pedir que nos acepten, si vamos juzgando a los demás sin conocerlos, porque las personas son más de lo que dicen y los que callan hay que aprender a escucharlos con el tiempo…
Y con el tiempo, uno entiende que acostumbrarse es también otra forma de morir; que hasta lo sano resulta dañino si no aceptamos, que hasta lo bueno termina.
Porque también hay que aprender a irse, al igual que hay que aprender a dejar marchar por no llegar a ningún sitio.
Porque también hay que aprender a irse, al igual que hay que aprender a dejar marchar por no llegar a ningún sitio.
Porque el error más grande del mundo, es cometer un error y no ver que estamos más cerca del acierto, caer y pensar que el dolor no nos cura un poco, porque se vive sintiendo, no hay otra forma y ojalá nos demos cuenta de eso, antes de vestir con cada beso, una mano en la que encajar con nuestra mano y un amanecer o un atardecer que contemplar al lado de alguien, pensando, que al final, no todo ha salido tan mal como esperábamos…
El
corazón no muere cuando deja de latir, si no cuando deja de sentir…
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Un abrazo de luz y muchas bendiciones.
Namasté