Es interesante saber que, cuando creemos ser la causa de alguna lágrima, estamos equivocados: nadie lloró, ni llora, ni llorará por nosotros.
Una de las tantas curiosidades que nos señala el psicoanálisis refiere a que nadie derrama una lágrima por pesares ajenos.
Cuando lloramos en el cine, ante una telenovela, leyendo un libro, escuchando una triste historia, mirando un cuadro, escuchando alguna melodía, siempre, (dije: siempre), lloramos por nosotros mismos...