Si deseas eliminar todo el estrés de tu vida, te tengo una mala noticia: sería nocivo para tu bienestar. Sin una dosis de buen estrés perderías el empuje, la creatividad y la capacidad de adaptación. ¿Crees que me volví loco? Dame unos minutos y te explico...
Tradicionalmente hemos entendido el estrés como una reacción negativa ante circunstancias difíciles. Pero como nos dice el doctor Santiago Rojas en su libro Desestrésate, libérate de la tensión y mejora tu vida, esta es solo una cara de la moneda. Se llama distrés, y es producto de una mala adaptación a los agentes estresores que nos rodean. El distrés nos genera insomnio, agitación y angustia.
Pero resulta ser que hay un tipo de estrés bueno: el eustrés, que aparece cuando respondemos de forma positiva ante los cambios de la vida, desarrollando capacidades y destrezas a la vez que adquirimos experiencia. Es el estado de atención, acción y pensamiento que nos ayuda a enfrentar los retos de manera armónica y efectiva. Es el que nos pone las pilas y nos motiva a la acción.
En otras palabras, eustrés y distrés son dos vertientes de un mismo proceso
Pero ¿qué es exactamente el estrés? Hans Seyle fue uno de los precursores en el estudio de este fenómeno a mediados del siglo pasado. Él observó como las personas reaccionaban ante la presiones internas y externas del día a día. Así detecto que tenemos un instinto natural a protegernos de las presiones físicas o emocionales. Puedes verlo como una programación biológica para detectar peligros o cambios en el ambiente y actuar en consecuencia. Bien sea un tigre, un desastre natural, un jefe mala sangre o un miedo sin resolver, nuestro cuerpo y mente reaccionan para huir, luchar o buscar alguna solución ante todo aquello que nos altera.
Este proceso es activado principalmente por las hormonas. Es allí donde aparece el famoso cortisol, que activa el cuerpo y acelera la mente. En un momento puntual ese golpe hormonal nos sacude. Pero si se mantiene en el tiempo genera distrés crónico y termina deteriorando la salud y descontrolando la mente. Esta es la cara más conocida del estrés en los tiempos que vivimos.
El eustrés por su parte es la condición ideal donde hay control y respuesta efectiva. Las hormonas que se producen son la serotonina y la dopamina, entre otras, muy ligadas al bienestar. Cuando estamos en esta condición nos adaptamos a los cambios y las circunstancias con equilibrio y entusiasmo para seguir adelante.
Si, lo sé. Suena más fácil decirlo que hacerlo. Y para rematar te suelto esto: la diferencia entredistrés o eustrés está en buena parte en la forma como te tomes las cosas. ¡Ya salió otra vez con lo de la actitud! dirá alguno. Pero es así. Y te lo digo por experiencia propia. No te vayas a creer que vivo navegando en un mar de eustrés… ¡Muchas veces estoy distresantemente insoportable!
Para aprovechar la cara buena del estrés ayuda mucho aprender a respirar, trabajar la autoestima, practicar el agradecimiento y reír tanto como podamos. Santiago Rojas agrega además algo que me pareció ideal: compromiso. Y con ello se refiere a mantener una constante curiosidad en todo lo que nos sucede para encontrarle sentido a la vida.
Lo cual puede ser algo estresante…. o eustresante, según la vayas llevando.
Pero resulta ser que hay un tipo de estrés bueno: el eustrés, que aparece cuando respondemos de forma positiva ante los cambios de la vida, desarrollando capacidades y destrezas a la vez que adquirimos experiencia. Es el estado de atención, acción y pensamiento que nos ayuda a enfrentar los retos de manera armónica y efectiva. Es el que nos pone las pilas y nos motiva a la acción.
En otras palabras, eustrés y distrés son dos vertientes de un mismo proceso
Pero ¿qué es exactamente el estrés? Hans Seyle fue uno de los precursores en el estudio de este fenómeno a mediados del siglo pasado. Él observó como las personas reaccionaban ante la presiones internas y externas del día a día. Así detecto que tenemos un instinto natural a protegernos de las presiones físicas o emocionales. Puedes verlo como una programación biológica para detectar peligros o cambios en el ambiente y actuar en consecuencia. Bien sea un tigre, un desastre natural, un jefe mala sangre o un miedo sin resolver, nuestro cuerpo y mente reaccionan para huir, luchar o buscar alguna solución ante todo aquello que nos altera.
Este proceso es activado principalmente por las hormonas. Es allí donde aparece el famoso cortisol, que activa el cuerpo y acelera la mente. En un momento puntual ese golpe hormonal nos sacude. Pero si se mantiene en el tiempo genera distrés crónico y termina deteriorando la salud y descontrolando la mente. Esta es la cara más conocida del estrés en los tiempos que vivimos.
El eustrés por su parte es la condición ideal donde hay control y respuesta efectiva. Las hormonas que se producen son la serotonina y la dopamina, entre otras, muy ligadas al bienestar. Cuando estamos en esta condición nos adaptamos a los cambios y las circunstancias con equilibrio y entusiasmo para seguir adelante.
Si, lo sé. Suena más fácil decirlo que hacerlo. Y para rematar te suelto esto: la diferencia entredistrés o eustrés está en buena parte en la forma como te tomes las cosas. ¡Ya salió otra vez con lo de la actitud! dirá alguno. Pero es así. Y te lo digo por experiencia propia. No te vayas a creer que vivo navegando en un mar de eustrés… ¡Muchas veces estoy distresantemente insoportable!
Para aprovechar la cara buena del estrés ayuda mucho aprender a respirar, trabajar la autoestima, practicar el agradecimiento y reír tanto como podamos. Santiago Rojas agrega además algo que me pareció ideal: compromiso. Y con ello se refiere a mantener una constante curiosidad en todo lo que nos sucede para encontrarle sentido a la vida.
Lo cual puede ser algo estresante…. o eustresante, según la vayas llevando.
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Namasté