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Este tipo de trastornos generan en el individuo síntomas incontrolables como lo son ruborizarse, temblar, tener nauseas o vómitos, sudar en exceso, tener ganas de ir al baño, etc. Las personas le temen a este tipo de trastornos y su primera reacción es aislarse de la sociedad y evitar tales situaciones sociales provocando así problemas de autoestima, de identidad, entre otros...
Además de los síntomas físicos, la persona siente temores fuertes que afectan su forma de manejar las situaciones, normalmente sienten temor de ser observados, temor a la crítica, al rechazo, a no saber comportarse, dificultades para pensar claramente y en casos extremos pueden llegar a tener ataques de pánico.
Este trastorno en el mundo clínico y dentro de la Organización Mundial de la Salud es conocido como TAS (Trastorno de Ansiedad Social). Usualmente comienza en la niñez y en la adolescencia, en otros casos se desarrolla durante la adolescencia por ser una edad de transición y de mucha presión social, cualquier persona puede padecerla y no tiene tratamiento, más allá de terapias con especialistas.
No existen causas claras que expliquen porque se genera dicho problema, algunos especialistas creen que se debe a padres sobreprotectores, situaciones difíciles durante la infancia temprana y algunos afirman que podría ser por causas hereditarias o genéticas.
Es un trastorno que muchas veces los padres pasan por alto porque no lo consideran relevante, o no le dan la importancia que deberían. Sin embargo, este debería ser tomado en cuenta y prestar atención cuando los niños o los adolescentes tienen un exceso de timidez o se aíslan en sus propios mundos.
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Namasté