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miércoles, 20 de abril de 2022

El Síndrome de Diógenes emocional

SER+POSITIVO 

Escultura de Diógenes y Alejandro Magno - Corinto, Grecia

"Como es lógico, he vivido y presenciado muchas injusticias a lo largo de mi (corta) vida : robos, abusos de poder, infidelidades, mi primer suspenso en el carnet de conducir, el segundo…  Pero sin duda el de  Diógenes es uno de los atropellos que más me ha tocado el corazoncito. No puedo evitarlo, tengo debilidad por este filósofo griego.  Me parece que fue bastante controvertido, ocurrente e ingenioso , y a mi me pierden la sátira y la ironía fina."

"Y me dirás, ¿Qué ha ocurrido con él? ¿Dónde está la injusticia ? Pues puede que conozcas algo de ese filósofo y de su pensamiento, es posible que te suene, y puede incluso que no le conozcas de nada. Pero seamos sinceros, en cualquiera de los casos,  si te digo Diógenes..¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza? ¡Exacto! (Nada más que decir, señoría)"...

"Es muy posible que lo que se te venga a la mente sea el síndrome, el famoso síndrome de Diógenes. Ya sabes, ese tipo de personas, generalmente mayores y antisociales, que tienden a no salir mucho de sus hogares y que acumulan grandes cantidades de basura. 

Pero para hacer honor a la verdad ¿Quién fue realmente Diógenes de Sinope? ¿Por qué se relaciona a este filósofo con un síndrome así? 

Para poner en contexto, Diógenes perteneció a lo que se conoce como la escuela cínica. Ellos tomaban la naturaleza, y en concreto a los animales, como modelos a seguir. De ellos sacaban una modelo ético de comportamiento , que para ellos era la manera de alcanzar la felicidad. Además de eso, era usual en esta escuela la privación como método de vida, es decir, tratar de hacer el menor uso posible de las cosas materiales.

Lo cierto es que Diógenes tenía una especial fama de llevar a rajatabla una vida desligada de las pertenencias materiales. Hasta tal punto que según se cuenta que vivía en un barril,  poseía una sola túnica para vestirse e iba descalzo ¿No es irónico?

Realmente Diógenes representaba todo lo contrario a  acumular basura. Se le ha dado su nombre a este síndrome porque se interpreta que las personas van acumulando cosas porque consideran que todo les resulta necesario 

Por suerte he podido conocer un poco más de Diógenes y me declaro fan absoluta de las anécdotas que se cuentan sobre él. Me parece que el llevar una vida humilde no le quitaba tener bastante clase. 

Mi anécdota favorita la he escuchado de varias maneras, pero de cualquiera de las maneras el mensaje queda claro. Se cuenta que Diógenes estaba tomando un plato de lentejas, y que en ese momento apareció el filósofo Arístipo, que tenía la fama de ser bastante «fan boy» (admirador) de Alejandro Magno. Este, al verle así,  le dijo: Si fueras sumiso al rey no tendrías que comer esas lentejas. A lo que Diógenes contestó : Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que degradarte adulando al rey”

Se ve que era un hombre muy sabio y que tenía claro, aunque suene a tópico, que nada sacia más el alma que una conciencia tranquila.

Si lo llevamos a otros ámbitos de la vida podríamos hablar de un “síndrome de Diógenes emocional”. En él nos encontramos con cuatro estados o maneras de ver la vida. Son diferentes maneras de afrontar las relaciones sociales.

En primer lugar estaría el miedo a desprenderse de algo. Esa tendencia a acumular todo, incluso a las personas. La postura de mantener a alguien en tu vida por la única razón de que te da miedo arrepentirte después. Aquí entraría la jugada rastrera de continuar con una relación amorosa  por ejemplo, a la que tú ya no le ves sentido, y no piensas soltarla hasta que no tengas otra tabla de salvación a la que aferrarte

Luego está el caso contrario, que sería la postura más parecida al filósofo. El arte de permanecer inflexible, y ante cualquier inconveniente, mandarlo todo a la mierda sin pestañear. Como si vieras un rasguño en la pantalla del móvil y ya te fueras corriendo a comprar otro nuevo. Pues lo mismo, pero también con las personas. Esto, si no eres una persona cobarde, tiene un lado positivo.  Y es que al menos acabas siendo sincero con la otra persona. Pero tiene la contra de que puedes acabar perdiéndote cosas que sí merecían la pena solo por no haberlas luchado un poco

Y claro está, estarían también las pobres víctimas. Esas pobres personas que acaban siendo desahuciadas de la vida de otro y que muchas ocasiones ni siquiera llegan a entender porqué

Por suerte hay almas caritativas  para llegar al rescate . Estos enfermeros emocionales que sienten la necesidad desde lo más profundo de su alma de rescatar al prójimo. Ya sabes lo que se dice, lo que es «basura» para unos puede llegar a ser un tesoro para otros. Y encontrarte con alguien así en el momento preciso puede ser algo genial.  Pero lo cierto es que  yo, en mi caso, cuando he actuado así ha sido porque prefería enfrentarme a la mierda de los demás antes que a la mía propia. Y eso puede convertirse en algo no muy sano

Lo bueno de todo esto es que aunque estés en una situación complicada esto es algo cíclico, y probablemente acabes viviendo distintas situaciones y pasando por las diferentes posiciones.

De hecho, es frecuente que esas fases acaben acompañadas de una conveniente pérdida de memoria.  Como si un » Men in black» te apuntará con su dispositivo y te acabas olvidando de esos momentos similares en los que era a tí a quien le tocaba sufrir.

Por eso lo mejor que puedes hacer, estés en la posición en la que estés , es llevarlo con la mayor honestidad y el mejor saber estar posibles. Y lo cierto es que de esto Diógenes sabía bastante. Esta anécdota suya lo refleja muy bien.

Se cuenta que Diógenes fue invitado a una importante cena de aristócratas a la que, vete tú a saber porqué, decidió asistir. Cuando fue a entrar a la casa, uno de los criados le dijo que no podía pasar como iba vestido (Creo que nos podemos imaginar cómo iría) Entonces Diógenes se fue, se aseó, se puso su mejores galas y volvió a la fiesta. Al sentarse en la mesa, comenzó a echarse la comida que le servían por encima. Cuando los demás invitados le preguntaron él contestó : Estoy alimentando a mis ropas, ya que parece que es a ellas a quienes han invitado a cenar y no a mí.

La verdad es que da para reflexionar, ¿No crees? Piénsalo ¿Qué clase de persona eres? ¿Qué tipo de personas tienes a tu alrededor? ¿ De las que invitan a  comer a la ropa, o a la persona?"

Publicado originalmente en el blog: El amor es historia



Paz y Bien

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Namasté