SER+POSITIVO
Que
curiosas son las circunstancias de la vida y lo efímero de los
sentimientos y de nuestras acciones; al momento de escribir estas líneas
hoy 17 de marzo de 2018, recuerdo que por estos mismos días pero hace cuarenta
(40) años, por allá en 1978, un par de jovencitos enamorados de 18 y 16 años
respectivamente, se juraban amor eterno y decidían emprender una fuga sin
retorno en busca de su felicidad, dejando una carta con el mejor amigo del
novio para que fuese entregada a sus familias al transcurrir un tiempo
prudencial que les permitiese estar a buen resguardo...
Esos jovencitos son los
mismos que ahora, cuarenta años más tarde, protagonizan las más terribles escenas de odio y miseria humana, si los jovencitos éramos nosotros Gretty y Víctor, quienes
en vista de una eventual oposición a nuestra relación sentimental, que
deseábamos llevar a otro nivel más formal pensando en un posible embarazo (que
no fue tal), habíamos decidido huir sin rumbo determinado, huir como dos locos
enamorados con la única idea de estar juntos, de hacer de nuestras vidas una sola vida, dispuestos a enfrentar cualquier vicisitud y cualquier obstáculo que
se nos presentara, al mundo entero que se nos opusiera estábamos dispuestos a
derrotarlo por hacer prevalecer nuestro gran amor y nuestra decisión de
casarnos. Un joven de apenas dieciocho años se estaba “robando” a una niña de
dieciséis años por puro amor, me la estaba “llevando” dirían en el llano, en el
anca de mi Toyota último modelo a falta de un buen caballo. Así sucedieron los
hechos en aquella remota fecha que culminaría, luego de unas intensas
negociaciones familiares, con nuestro matrimonio civil un 21 de marzo de 1978,
en contra de la voluntad de “todo el mundo” incluyendo a la secretaria del Jefe
Civil quién al ver la escasa edad de los contrayentes comentó con mucha ironía
en voz alta: “casándolos hoy para divorciarlos mañana”… cosa en la que se
equivocó pues estuvimos felizmente casados durante quince (15) años y con una
buena relación durante casi cuarenta (40) años, o al
menos eso pensaba yo y así lo creía firmemente.
Pero
definitivamente nada es eterno, ni siquiera el amor, y si bien es cierto que
nunca me arrepentí de mi proceder en aquellos días de marzo de 1978, y aún hoy
en día considero que disfruté de mis años de convivencia al lado de mi primera
esposa, que con todos los altibajos y bemoles de nuestra relación estuve
“felizmente casado” durante esos largos quince años, pero también no es menos
cierto que nunca me hubiese imaginado que muchos años después, esa misma
muchachita que me había “llevado” por amor, por la que estuve dispuesto a
perderlo todo, hasta la vida misma, esa mujer a quién consideraba “la mujer de
mi vida”… independientemente de haber terminado nuestro matrimonio hace más de
veinte (20) años atrás, pues siempre sentí que nunca dejé de quererla; sería
esa misma mujer quien ahora me propinaría los peores maltratos, los más viles
insultos, el peor trato que se le pueda dar a un ser humano caído en desgracia,
que sería ella quién lejos de tenderme una mano bondadosa y generosa ante mi
precaria situación, como lo hice yo muchas veces con ella después de
divorciarnos y hasta épocas muy recientes; ahora sería ella quién con sus
agresiones y con su poca compasión, con su mal carácter y su desconsiderada y
grosera manera de actuar y proceder me empujaría con ambas manos (y con sus
pies… a patadas) a las garras del abandono, la miseria y de la muerte…
Nadie lo
hubiese previsto así, pero de eso se trata lo efímero y voluble de los sentimientos
y las diferentes ópticas que nos da la vida dependiendo del punto en que se
encuentren los observadores. Definitivamente lo único eterno que existe es la
Muerte y por lo visto esa no me la podrá arrebatar nadie, pues dadas mis
actuales circunstancias, la muerte será una liberación, un éxito rotundo sobre
toda la maldad y la miseria humana que ahora me rodea.
Creo que nadie pudiese soportar durante tanto tiempo todas estas humillaciones a que he sido sometido y si yo lo he soportado hasta hoy no ha
sido por falta de auto estima o amor propio ni por falta de vergüenza,
simplemente lo soporté pues no tenía otra opción a la cual acudir, así que o
era este suplicio, el cual soporte de manera estoica y valiente durante varios
meses (9 meses), teniendo siempre muy presente las palabras del Papa Francisco
cuando dice que para ser verdaderamente Humildes debemos comenzar por aceptar
las Humillaciones que nos propinen nuestros semejantes; sintiendo que mientras
más me humillaban yo me fortalecía cada día más y que quienes me humillaban se
hacían más miserables y viles ante los ojos del Señor, que mis humilladoras se
empequeñecían con cada ofensa proferida contra mi persona, mientras yo al
recibir sin quejarme tales ofensas crecía como ser humano y me dignificaba ante
los ojos de nuestro Creador, de nuestro Padre Celestial.
Así que ante la disyuntiva de las ofensas y el suplicio o la muerte, y
después de haber soportado las más viles humillaciones he optado por la vía de
la muerte como una solución a todos mis problemas y a todos mis pesares. Ya es
suficiente y creo haber demostrado suficiente humildad antes mis agresoras y
ante Dios, así que solo queda la vía de la muerte, que será la vía de la
liberación, de la resurrección, de un nuevo comienzo, la muerte será mi alivio,
la muerte será Dios, pues mientras la humillación y el suplicio es la ausencia
de Dios, la misma muerte será la plena presencia de Dios en mí.
Solo
puedo agregar ¡Bienvenida Muerte!
Que me libras de toda esta miseria humana que me rodea…
¡Oh Divina Muerte! que podrías ser un anhelado
descanso para el hombre cansado, no eres solamente un descanso, sino una
resurrección, una nueva vida, un nuevo comienzo. Una nueva puerta se abre…
Le pido a Dios que me perdone por todos aquellos pecados que cometí en
mi vida, por los que cometí por error o por omisión, los que cometí por ignorancia
y sobre todo por los pecados que pude haber cometido con premeditación y
alevosía en contra de mis semejantes. Me arrepiento de todo corazón por todo el
mal que pude haberle causado a todas las personas que de una u otra manera pude
perjudicar con mis actos y con mis acciones, le ofrezco disculpas a mis seres
queridos por mi proceder y mi manera de actuar, en fin a la humanidad entera
por todo lo negativo, aborrecible y deleznable que pudo generar mi sola
presencia en este mundo.
De igual manera me perdono yo mismo y perdono a todos aquellos que me
engañaron, me ofendieron o me maltrataron y humillaron, a los que me
calumniaron y a los que se aprovecharon de mi buena fe, a aquellos que me
rechazaron por lo que creyeron que era o por lo que yo representaba para su
percepción de la vida… perdono a todos aquellos que pudiendo ayudarme o
socorrerme me negaron su ayuda o miraron hacia otro lado para no ver mis
penurias, perdono a la persona que me dejó sin mi último trabajo a sabiendas
que me estaba quitando la última oportunidad para sobrevivir…
Solo quiero agregar que soy yo el único responsable de todas mis
acciones en la vida, así como el causante de todos mis males y los daños
colaterales que por ley transitiva le he infligido a otras personas, todos han
sido de mi exclusiva responsabilidad y por lo cual he asumido mi culpa y no me
alcanzarían las palabras ni el tiempo que me queda de vida para ofrecer mis
disculpas y pedir perdón por todos esos bochornosos hechos por los cuales me encuentro actualmente pagando en este
plano terrenal, en carne propia y con creces todos y cada uno de tales
agravios, pues como reza el viejo adagio: ““no hay plazo que no se cumpla ni
deuda que no se pague”
Cada día que transcurre trato de vivir en paz conmigo mismo, con mi
entorno e incluso con mis recuerdos, trato de reconciliarme con mi “lobo
interno”, con mis demonios, tratando de ser una mejor persona, un mejor ser
humano, de ser cada día más humilde, más comprensivo, más sencillo, menos
complicado, eliminando el ego, trato de crecer espiritualmente antes de partir;
no estoy seguro si lo lograré pero en ello invierto mis pocas energías y hago
mi mejor esfuerzo para lograrlo desde mis modestas capacidades intelectuales y
espirituales.
V.F.G.T.v.G.
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Namasté