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sábado, 5 de diciembre de 2015

Cómo controlar la ansiedad

Cómo controlar la ansiedad
Mucho se ha hablado recientemente sobre la ansiedad y se le cataloga como la enfermedad del siglo XXI. Prácticamente todos los seres humanos la han sentido en algún momento, cuando han surgido circunstancias que a primera vista parecen incontrolables y que los sacan fuera de su zona de confort. Cuando ya se vuelve crónica se le considera un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) que es una condición de salud de relativa gravedad ya que afecta sustancialmente la calidad de vida y la interacción social y que requiere de atención profesional especializada.

La realidad es que el ritmo de la vida moderna, las ocupaciones y los retos poco realistas que nosotros mismos nos imponemos han ocasionado que vivamos en estrés permanente, siempre insatisfechos y buscando algo más, llenándonos de actividades para distraernos, pero sin tener un sentido real de la vida, por lo que nuestros cuerpos y mentes en general eventualmente sufren. Llegan entonces esas noches en las que no podemos dormir, o un punto en el cual no podemos concentrarnos en tareas que antes eran muy fáciles, sentimos pánico cuando algo se sale de nuestro control y no sabemos qué es lo que nos pasa. Lo que sabemos es que queremos salir corriendo y olvidarnos de todo, o que tenemos un nudo en la garganta o una opresión en el pecho que no se va nunca. Se llama ansiedad.
La ansiedad es un estado mental que se caracteriza por extrema inquietud e inseguridad. En principio se origina en la mente, pero tiene manifestaciones orgánicas en el cuerpo que se expresan a través de síntomas físicos como sudoración o ataques de calor, hambre excesiva o inapetencia, insomnio, fatiga, temblores, tensión muscular, dolores de cabeza, mareos o náuseas.
Lo primero es entender el mecanismo de la ansiedad. ¿Por qué se producen estos síntomas físicos? Cuando la mente detecta situaciones de peligro, reales o imaginarias, envía señales de angustia, de alerta o preocupación y nuestro cuerpo reacciona liberando ciertas hormonas que nos preparan para enfrentar el peligro, ya sea escapando o luchando (lo que comúnmente se llama fight or flight reaction). La principal de estas hormonas es el cortisol, la hormona del estrés. Cuando esta reacción ocurre de forma puntual y limitada, es muy beneficiosa ya que ayuda al cuerpo a adaptarse a las amenazas y a superarlas. Cuando la liberación de esta hormona se vuelve crónica, empieza a deteriorar otros sistemas del cuerpo, incluyendo el sistema inmunológico, endocrino y digestivo.
No hay una salida rápida o fácil de la ansiedad. Manejarla, controlarla y finalmente erradicarla por completo puede que tome tiempo, y es necesario aceptar este hecho para emprender el camino, lento pero seguro, a una vida más tranquila y calmada, y por ende más feliz. La ansiedad se manifiesta cuando hay un desbalance en tres aspectos básicos de la vida: el físico, el mental y el espiritual. Cuando se alcanza un estado óptimo de conexión mente-cuerpo-alma, logramos poner bajo control esa sensación de inquietud y vivir el presente superando los traumas pasados y sin preocupación excesiva por el futuro. Para ello entonces debemos trabajar esas tres facetas de nuestras vidas:
Aspecto físico
Básicamente debemos mantener nuestro cuerpo en un estado óptimo, evitando los excesos con respecto a la dieta y a la bebida. Con esto nos referimos a una alimentación sana y balanceada, con el correcto equilibrio entre los distintos grupos alimenticios, además del respeto de los horarios de la comida. Descansar apropiadamente también es fundamental, ya que le permite al cuerpo recuperarse y regenerarse. Por lo tanto, dormir ocho horas (el rango puede ir de seis a diez horas dependiendo de la necesidad de cada persona) es clave para controlar la ansiedad. Se deben evitar los estimulantes como el cigarrillo o el alcohol en la medida de lo posible. El consumo de cafeína en cantidades moderadas pareciera que es beneficioso para la memoria y como relajante muscular, según estudios recientes, así que una taza de café al despertar puede ayudarnos.
Hay algunos remedios naturales como el té de tilo, de manzanilla, de pasiflora y de toronjil que han demostrado ser efectivos para bajar el cortisol y controlar los estados ansiosos y de estrés. Por lo general, estas hierbas trabajan mejor en conjunto y hay una cantidad de medicamentos herbales en el mercado que funcionan tan bien como una medicina prescrita y sin los efectos secundarios que generalmente producen los químicos. Sin embargo, ten en cuenta que las hierbas también tienen sus contraindicaciones particulares, así que, por favor, verifica con tu médico de cabecera antes de consumirlas.
El ejercicio es uno de los más grandes remedios para calmar la ansiedad. Al ejercitarnos liberamos otra serie de sustancias químicas que contrarrestan los efectos del cortisol en el cuerpo y nos produce una sensación de bienestar general. Estas sustancias son la serotonina, la dopamina y la testosterona. Realizar ejercicio de forma constante y regular hace que nuestro cuerpo se mantenga activo y que todas estas hormonas se mantengan en equilibrio para que cada una de ellas cumpla con su función fisiológica. Por ejemplo, la serotonina es la hormona del “sentirse bien”, la que nos hace descansar en las noches y sentirnos felices. La dopamina es la hormona del placer, y el ejercicio no solo incrementa la liberación de la misma, sino que aumenta la sensibilidad a ella, por lo cual al hacer ejercicio se necesita menor cantidad de azúcar u otros factores que la liberen. La testosterona sirve tanto para hombres como mujeres ya que se le relaciona con un comportamiento seguro y dominante. Se libera especialmente como producto del ejercicio físico intenso y vigoroso. No se requiere que te conviertas en un atleta de alta competición para disfrutar de los beneficios del ejercicio, puedes empezar paso a paso, particularmente si has sido sedentario la mayor parte de tu vida, con caminatas al aire libre, o algo menos intenso como el yoga o el baile.
La respiración es otro aspecto fundamental para controlar la ansiedad. Evidentemente todos respiramos, pero si lo hacemos de forma superficial no se logra el objetivo de oxigenar el cerebro y el cuerpo, lo cual aporta claridad mental e incluso incrementa la creatividad para resolver los problemas. Hay técnicas especiales de respiración y relajación para lograr este objetivo.
Aspecto mental
Como hemos dicho anteriormente la ansiedad se origina en la mente. De allí provienen los pensamientos que causan tanta inquietud y que desencadenan esa serie de reacciones químicas en el cuerpo. Si dejamos que nuestra mente corra libre y desenfrenada con pensamientos negativos y destructivos, eventualmente seremos la presa perfecta de la angustia y la preocupación y será muy difícil salir de ese hoyo negro emocional. Lo primero que debemos entender es que la mente controla al cuerpo y no al revés. Si logras controlar tu mente, puedes lograr prácticamente cualquier cosa que te propongas. O la controlas a ella o ella te controla a ti. O la pones a tu servicio o ella se vuelve dueña de tu vida.
Con un correcto control mental puedes sanar tu cuerpo y tu alma. Es probable que no puedas cambiar o controlar todas esas situaciones o personas que te producen angustia, pero lo que sí puedes hacer es controlar tu actitud ante ellas. Solo tú tienes el control sobre lo que sientes y lo que haces con respecto a algo que te produzca ansiedad. Muchas veces observamos un problema y nos sentimos impotentes o indefensos frente a él, pero si lo vemos desde un ángulo distinto incluso se puede convertir en una oportunidad de crecer y desarrollarnos como mejores personas. Muchas veces también la solución está justo frente a nuestras narices y somos incapaces de verla por estar sumidos en la angustia y en la preocupación.
Darle la vuelta a las cosas depende de ti. Muchos lo llaman “pensar fuera de la caja”, o sea, analizar el problema desde una óptica creativa y calmada, buscando las mejores soluciones, aunque no sean las aparentes.
Otro factor importante es hablar acerca de tus sentimientos. Cuando te encuentras en un estado de ansiedad, guardarte lo que sientes puede ser contraproducente porque vas acumulando y cargando tu mente con emociones negativas y autodestructivas. Esta acumulación de emociones eventualmente ocasionará que estalles y produzca estados de neurosis que son poco recomendables para tu salud mental. Comunícate con las personas que tienes alrededor. No significa que destiles negatividad, sino que digas lo que sientes en la forma más honesta que puedas. Desahogarse puede ser un paso fundamental para tranquilizarte, dándole a los demás la oportunidad de aportar para solucionar el problema o que proporcionen otro enfoque del mismo.
Aprovecha cualquier oportunidad que tengas para reír, para cantar, para bailar, para disfrutar del día a día, de la compañía de tus seres queridos, de las cosas pequeñas, de los detalles, para agradecer por las cosas buenas que tienes en tu vida. Olvídate de todo lo que te preocupa, la vida es ahora, no la desperdicies pensando en cosas que puede que jamás ocurran y que si llegaran a ocurrir, la mayor parte del tiempo tendrán solución.
Aspecto espiritual
Una vez corregidos los aspectos físicos y mentales, hay que poner atención al aspecto espiritual. Aunque no practiques una religión o filosofía determinada, el entender que hay un poder superior, llámalo Dios, el Creador, el Universo, la Fuente o como desees, que tiene un plan para nosotros, te puede ayudar a calmar todos tus temores acerca del futuro. Todos tenemos problemas, obstáculos, dificultades en nuestras vidas, muy poca gente puede alardear de tener vidas perfectas. Sin embargo, cuando logramos conectar con nuestro lado espiritual empezamos a entender que todo ocurre por una razón, que puede que no sea tan evidente al principio, pero que eventualmente tendrá su explicación. Igualmente podemos empezar a convertir todas esas cosas que nos ocurren y que consideramos desgracias o graves problemas en verdaderas oportunidades de crecimiento y evolución.
Hay distintas vías para alcanzar ese potencial espiritual que cada persona tiene. Muchos lo encuentran en una religión, filosofía o a través de la oración, otros a través de la práctica del yoga, otros ayudando a los demás mediante trabajo voluntario, o haciendo cualquier otra cosa que les apasione y que les haga sentir útiles a ellos mismos y a la sociedad. Hay tantas maneras como personas en el mundo, lo importante es analizarte y encontrar tu propio camino para llegar a ese estado de iluminación y autorrealización personal.
Una persona que encuentra su propósito en la vida sufrirá de menor ansiedad que una persona que simplemente no logra entender por qué se encuentra en este mundo. Una persona que sabe de dónde viene y a dónde va, verá los obstáculos como pequeños incidentes que superar y de los cuales aprender para más adelante. Una persona que sabe lo que quiere, podrá seguir adelante a pesar de las adversidades, aprendiendo de cada crisis, sabiendo que eventualmente todo se resolverá. Esa clase de fe inquebrantable en ese poder superior puede ayudarnos a controlar la ansiedad por traumas pasados o por un futuro incierto. Conocer nuestro plan de vida y cumplir con nuestro destino es una de las mejores formas de eliminar de raíz la ansiedad de nuestras vidas.
Lograr esta conexión mente-cuerpo-alma puede que no sea tan fácil al principio, pero las personas que han logrado grandes cosas en la vida lo han entendido y practicado por miles de años. Sigue su ejemplo, date a ti mismo la oportunidad de vivir lentamente, pero con satisfacción y alegría, sintiendo entusiasmo por tu vida actual y no pensando en cosas que no han ocurrido todavía o que no sabes si ocurrirán. Vive y disfruta el presente, libre de ansiedad.

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