SER+POSITIVO
El mundo se aproxima ese fin de año de 1999 al temido Y2K, que podría
llevar al caos global por efecto de una eventual falla en los sistemas
computarizados a nivel mundial, en el
No tendré nunca como agradecerle a esta mujer todo lo que hizo por mí en
esos momentos cruciales de mi vida, el haber seguido a mi lado al conocer mi
condición de VIH+, así como la intensa relación sentimental como pareja
serodiscordante que mantuvimos durante casi 10 años, que me permitió poder ver
la vida desde una nueva perspectiva.
En mi muy lejana niñez a la
edad de cinco o seis años, encuentro un vago y borroso recuerdo en mi memoria
que he tratado de rescatar por medio de la hipnosis y otras técnicas; en esos
recuerdos siento una especial atracción hacia las amigas de mamá, jóvenes
hermosas y una bella vecina rubia (que si recuerdo con más precisión de nombre
Rosita) también a algunas tías e incluso a mi mamá recuerdo verlas trajeadas
con hermosos vestidos de noche, trajes muy ceñidos al cuerpo de seda con
pedrería y sus largos guantes de seda que cubrían sus brazos casi por completo
a la usanza de la época, también hay en esos borrosos recuerdos bailes de
disfraces con el típico disfraz de “negrita” de los años ’60, se trataba de un
simple mono negro muy ceñido al cuerpo de la “negrita” sobre los cuales colocaban a veces prendas de ropa íntima, son
difusas imágenes que he logrado rescatar de mi memoria, junto a esos recuerdos
que los considero como algo fetichista y afín con algunos gustos de años más
tarde en mi adultez; luego se mezcla una especie de regaño o reprimenda por
parte de mis padres por algo que no logro entender (en mis recuerdos) pero
tenía que ver con mi órgano sexual, con mi pene, ¿una erección tal vez? Que me
hacía huir avergonzado por los regaños y esconderme en un baño hasta que pasaba
(¿la erección?) algo que al día de hoy no he logrado dilucidar pero que está
allí en esa nebulosa de memorias que yo interpreto como algo relacionado a mis
futuros comportamientos sexuales… Tal vez si o tal vez no…
He atravesado por problemas de salud severos, el más duro de ellos
fue el terrible diagnóstico que recibí aquel fatídico diciembre de
1999, estando en Barinas, diagnóstico que tomé como una sentencia de muerte
inminente en ese momento, pero que con el transcurrir de los años y en la
medida que aprendí a “convivir” con esa condición de vida me di cuenta que la
muerte solo llega cuando debe llegar y solo Dios sabe cuándo será ese
momento... como leí en algún lado: “Cuando te toca ni que te escondas y cuando
no toca ni que te pongas”
Debo acotar que en ese fatídico año de 1999 cuando
vivía en Barquisimeto y después de mi separación de mi segunda esposa en enero y luego de quedarme sin
trabajo, debí entregar el apartamento donde vivía alquilado y tuve que trasladarme en el mes de julio hasta Barinas y dejar allí todos mis enseres, mis pertenecías y mobiliarios en
casa de mi primera esposa G. H., pues no tenía a donde llevármelos, ya que mi
apartamento en Caracas se encontraba alquilado y se negaban a desocuparlo.
Estando en esa ciudad y a consecuencia de la continuidad de ciertos malestares
físicos que había venido presentando y unos de reciente aparición, decido acudir a una
consulta médica, dónde se me ordenaron una serie de exámenes que finalmente
arrojaron el diagnóstico comentado al inicio de estas líneas. Eso me impulso a
movilizarme de inmediato hacia Caracas, a casa de mi madre, dejando todas mis
pertenencias en Barinas; incluso hasta mi vehículo lo dejé abandonado en un
taller en dicha ciudad y emprendí mi apresurado regreso a Caracas el 21 de
Diciembre del año 1999 en un viejo taxi con un televisor, dos maletas y un fatal y catastrófico diagnóstico como mis únicas pertenencias...
país se ultiman detalles para someter a elección la aprobación de una
nueva Constitución de La República, proceso con el que nunca me involucré y no
puedo dejar de mencionar que la segunda quincena de Diciembre del fatídico año
'99 se vio marcada por un evento natural devastador de magnitud inesperada como
lo fue el deslave de Vargas, denominado La Tragedia de Vargas... que ocasionó
grandes pérdidas humanas y materiales en todo el estado Vargas, en el
centro-norte costero del país.
Son los aciagos días de La Tragedia de Vargas y por la televisión se
comienzan a ver las imágenes que evidencian la magnitud de la catástrofe
ocurrida, los sobrevivientes tratando de salir de un “infierno”... aferrándose
a la vida como pueden, incluso hasta de un arnés lanzado desde un helicóptero o
peleándose para ser embarcados en buques transporte de la Armada Nacional
habilitados para evacuar la zona. Se ven escenas de carros arrastrados por el
agua con sus ocupantes dentro, personas aferradas a sus mascotas que se niegan
a abandonarlas, poblaciones y urbanizaciones completas que han desaparecido
arrasadas por el lodo y las piedras, el estado Vargas se encuentra casi destruido
e incomunicado, en fin todo un pandemónium para este fin de siglo. Mientras
tanto yo sigo en mi propio infierno... Aunque esta tragedia que estaba
ocurriendo y de la cual no se conocía aún la magnitud verdadera de la
devastación, me hicieron sentir que mi situación no era tan grave como yo la
percibía, que después de todo por lo que yo estaba pasando tenía solución.
Sumido en estas tribulaciones y de alguna manera “fortalecido” con todas
las terribles escenas que podía presenciar sobre la tragedia de Vargas, al ver
cómo había personas que lo habían perdido todo, incluso a sus seres queridos y
solo luchaban por su vida... decidí abandonar todas mis preciadas pertenencias,
como si hubiese sido afectado por la mencionada tragedia y ahora debía
literalmente luchar por mi vida... es en este escenario, como tomé la decisión
de trasladarme a Caracas, a casa de mis padres, para enfrentar mi situación, mi
tragedia, mi gran deslave, mi propio infierno... y así lo hice el 21 de
Diciembre de 1.999
No puedo dejar de mencionar que dentro de mi obligada decisión de dejar
todo lo material atrás, todas mis pertenencias, enseres, ropa, libros, muebles,
cuadros, todo todo… todo... incluyendo mi vehículo... como si realmente el agua
y el lodo hubiesen arrasado con todo, lo más doloroso fue separarme de mi fiel
y querido Micky, mi querido hijito-mascota; al dejarlo sentía que estaba
dejando una parte de mí, al inseparable compañero que se mantuvo a mi lado de
manera incondicional... quién estuvo a mi lado en mis momentos más felices y en
los más tristes de Barquisimeto... al solo recordarlo vienen a mi mente muchos
recuerdos y aunque sabía que quedaba en buenas manos, en una casa con otras
compañeritas y con espacio para estar cómodo, también sabía que nunca volvería
a disfrutar de un compañero como el gran Micky.
Con esta enorme tristeza llegué a Caracas los días previos a la
Nochebuena y no precisamente con un “hermoso presente” para mis padres, sino
todo lo contrario, con una terrible noticia, pues la única manera que encontré
de drenar mi desesperación y angustia fue compartir con ellos todos los
detalles de la situación por la que estaba atravesando y en honor a la verdad
encontré una gran receptividad y solidaridad de parte de ambos, o al menos así
lo sentí en aquel momento.
A los pocos días de haber llegado, mi Papá se marchó para su finca en el
Guárico y yo me quedé en Caracas con mi Mamá y así pasamos los últimos días del
año '99 y nos preparamos para recibir el Nuevo Año 2.000 como si nada estuviese
pasando... ante los ojos de los demás... y nuestra mayor preocupación
aparentemente, parecía ser los posibles efectos del tan comentado y temido Y2K
pero afortunadamente nada sucedió, no nos quedamos sin energía, ni se
colapsaron los sistemas de informática, los teléfonos y los cajeros de los
bancos siguieron funcionando normalmente, es decir no pasó nada de nada, todo
siguió normalmente... y así llegamos a los primeros días de Enero del año 2.000
y debía comenzar a enfrentar mi propia realidad y eso significaba comenzar las
gestiones para ver de qué manera lograba realizarme el examen confirmatorio y
en paralelo iniciar de inmediato el tratamiento para la Sífilis, la enfermedad
venérea que me habían diagnosticado junto con el VIH y que debía ser tratada a
la brevedad posible.
Así lo hice, y para los primeros días de Enero ya me había realizado el
tratamiento con penicilina para la sífilis, afortunadamente sin ninguna
consecuencia o efecto secundario, y debía esperar un tiempo prudencial, según
las indicaciones médicas, para realizarme un nuevo VDRL cuantitativo y así
verificar la efectividad del tratamiento, de igual manera concerté una cita con
un médico de confianza en la familia para plantearle mi situación, recibir
atención y evaluación médica, así como orientación profesional sobre el camino
que debía seguir para poder realizarme el examen confirmatorio que me habían
sugerido en Barinas.
Debo acotar que en todo este caminito conté con la inseparable y
solidaria compañía de mi querida Mamá, quién a su manera, consentidora y
protectora, estuvo siempre a mi lado, así como el apoyo económico de Papá.
Cuando me encontré algo mejor de salud y de ánimo, comencé a realizar contactos
con mi antiguo jefe y amigo, el Ing. T. M. y casi como por un milagro
de Dios, para Febrero de ese año 2.000 me hace una excelente propuesta de
trabajo, como distribuidor independiente de uno de los más importantes grupos
químicos del país, así que debo constituir y registrar una empresa con mucha
celeridad para comenzar a trabajar nuevamente en mi especialidad en ventas
dentro del área química.
Al sentir que mi vida comienza a dar un giro positivo, me siento
fortalecido física y psicológicamente; decidí canalizar todas mis energías en
una sola dirección y apostar por mi nueva oportunidad de trabajo, así que
motivado por mi aparente mejoría de salud, opté por dejar a un lado mí
“supuesta” condición de seropositivo, lo que llaman los especialistas: etapa de
NEGACIÓN... para dedicarme por completo a fortalecer y llevar adelante mí
recién creada empresa. Ya para Mayo de ese año tengo constituida mi empresa: Trasumet
Consulting 8020 C.A. y me siento nuevamente activo en el campo laboral, lo
cual me hace muy feliz y logré olvidar, por momentos, mis asuntos pendientes de
salud (negación), pues a decir verdad, desde comienzos de ese año, me sentía
mucho mejor de mis malestares, quizás por haberme realizado exitosamente el
tratamiento para la sífilis y seguramente por estar bajo los amorosos cuidados
de mi Madre y ahora con un excelente y exitoso trabajo, con mi propia empresa,
haciendo lo que más me apasionaba, en el medio que me desarrollé
profesionalmente durante muchos años y lo cuál disfrutaba a plenitud; todas
estas circunstancias indudablemente mejoran mi estado de ánimo y por ley
transitiva mi condición de salud. Nuevamente sentí que tenía razones para agradecer
a Dios por todas sus bendiciones.
Así va transcurriendo ese año 2.000, comienzo a realizar las gestiones
legales pertinentes para tratar de recuperar mi apartamento, el cual aún se
encuentra ocupado por las hijas de mi antiguo inquilino Kiko Mendive (QEPD), quien
falleció y ahora sus ocupantes argumentan no poder pagar el alquiler pero se
niegan a abandonar el inmueble. Es por eso que sigo viviendo con mis padres en
su apartamento y así van pasando los meses. Surgen algunos roces desagradables
con mis padres durante esta convivencia, quizás por la costumbre a tener cada
quién su propio espacio. Entre una cosa y otra se aproxima nuevamente Diciembre
y ya percibo tan lejanos los acontecimientos del año '99 que parece que nunca
hubiesen sucedido. Aún no me he realizado el examen confirmatorio, no obstante
he acudido a varias consultas con infectólogos privados, los cuales me reiteran
que en cuanto a mi preocupación por la salud de mi ex-esposa e hija, eso debió
ser descartado por una prueba Elisa al conocer de su embarazo o durante su
control pre-natal, pero que lo recomendable era que tratara directamente el
punto con ella y le recomendara realizarse nuevamente el examen para estar
todos tranquilos. Igualmente insisten en la importancia del examen confirmatorio
(W-Blot), pues se han visto casos de falsos positivos con la prueba Elisa, pero
yo decido aplazarlo de manera indefinida, es decir continúo en la etapa de
negación, abrigando la posibilidad de que yo formase parte de esos “falsos
positivos”... apoyado en que me encuentro asintomático y disfrutando de una
buena salud.
Para comienzo del año 2.001 sigo viviendo con mi mamá, aun continúo
tratando de recuperar mi apartamento sin tener éxito. Entonces comienzo a
evaluar la posibilidad de vender mi inmueble. Se me presentan nuevas opciones
laborales, las cuales ocupan la mayor parte de mi tiempo. Me encuentro bien de
salud, estoy subiendo al Ávila con regularidad, tal como lo hacía años atrás,
comencé nuevamente a jugar Tennis, es decir estoy llevando una vida “normal”.
En Febrero de ese año, en las canchas de Tennis de La Paz conocí a una persona:
M. V., una corredora de seguros, contemporánea conmigo, que también
juega tennis, con quién inicié una amistad que se va transformando con el
tiempo en una estrecha relación afectiva, poco a poco me voy involucrando con
ella, así como con su hijo de 12 años, que estudia en el colegio San Agustín,
el mismo colegio en que estudié yo, lo cual nos compenetra cada día más, no
obstante este mismo acercamiento hacia una eventual nueva pareja, me hace tomar
conciencia (nuevamente) de mi condición, oculta y latente, de seropositivo y
comienza nuevamente a preocuparme cómo abordar el tema antes de llegar a tener
algún contacto íntimo (sexual) con ella. Mi decisión de no tener ninguna
intimidad con ella hasta que no le informara de mi “supuesta” condición de
seropositivo, hacen que me vuelva de cierta manera evasivo a avanzar en mi
relación con ella. Incluso llegué a mentirle sobre que había alguna posibilidad
de reconciliación con mi ex-esposa y que pensaba viajar a Barquisimeto para el
tercer cumpleaños de mi hija (lo que nunca estuvo planteado)...
Estaba decidido a comunicarle mi condición de seropositivo y convencido
que con esta confesión se alejaría de mi lado como un rayo. Recuerdo que
conversábamos mucho sobre nuestras pasadas relaciones afectivas, comentándole
que había sido muy promiscuo, e incluso en algunos momentos tuve sexo sin
protección lo cual me hacía formar parte de las poblaciones de alto riesgo como
portadores del VIH, hasta llegamos a bromear sobre lo conveniencia de
realizarse una prueba de VIH antes de iniciar una relación amorosa... todo esto
con la firme intención de poder alertarla sobre mi condición pero ella parecía
no darle mayor importancia, aunque tiempo después al conocer mi diagnóstico, me
comentó que ella sintió que yo quería protegerla de “algo” que no terminaba de
decirle...
Así continuaban nuestras tertulias y conversaciones como nuevos amigos.
Yo insistía en hablar sobre mi ex y mi hijita, e incluso le comentaba sobre el
vacío existencial que yo tenía en relación a mi pequeña hijita, que ya estaba
próxima a cumplir tres añitos y que no la había visto desde que tenía 10 meses,
lo cual me hacía sentir muy mal como papá y como ser humano... ella también
compartió conmigo algo que desconocía, ya que su hijo L. E. con 12 años,
tampoco conocía personalmente a su padre, pues estando él recién nacido, ella
emigró para USA en busca de mejores oportunidades y decidió criarlo sola sin
contacto con su papá. Al regresar a Venezuela años después, parece que el Papá
había formado una nueva familia y eso impidió el mantener algún tipo de
contacto con su progenitor... mucho después supe que existían otras razones de
peso para tal actitud de su parte, que no compartió conmigo en aquel momento y
no considero relevante tratarlas en estas líneas. Solo lo menciono
tangencialmente, pues esto me hizo identificarme mucho más con ella y con su
hijo y a la vez sentir que no era el único que estaba pasando por esta compleja
y dolorosa situación.
Mientras se desarrolla este escenario llegamos al 31 de Marzo, es decir
al tercer cumpleaños de mi segunda hija, a quién sigo llevando en mi corazón y
en mis recuerdos. Al llamar nuevamente para felicitarla, conversé nuevamente
con su abuela y recibí la acostumbrada respuesta: que no estaba... pero al
insistir sobre donde se encontraba? me respondió de manera evasiva que estaba
en Puerto Ayacucho con su Mamá. Sentí que había algo que no me decía, pero lo
deje así para no pasar por impertinente o grosero, le reiteré mis buenos deseos
para mi hija y le dejé (nuevamente) mis coordenadas donde podían localizarme.
En ese ínterin, y en vista de que no podía seguir evadiendo un eventual
contacto íntimo con M., decidí realizarme el examen Western-Blot en la
clínica Metropolitana y el resultado fue confirmatorio, es decir estaba
confirmada mi condición de Seropositivo (VIH+) y ahora el siguiente paso sería
realizarme un examen de Carga Viral, para saber los niveles de virus en mi
sangre y otro examen de CD-4 para saber cómo se encontraban mis linfocitos T es
decir el conteo de mis células de protección.
Mi primera reacción fue alejarme de inmediato de M. y así evitar
cualquier explicación, ahora obligatoria, sobre mi condición de seropositivo ya
confirmada y tenía la convicción que sería rechazado por ella al
saberlo... Así que decidí desaparecer
de su vida, dejé de frecuentar su casa, no volvimos a jugar tennis, no atendí
más sus llamadas, por temor a ser rechazado me rehusaba a verla o a darle
alguna explicación sobre mi repentina e inexplicable reacción.
Parecía que yo finalmente y ante tan determinante evidencia, había
abandonado la etapa de negación y había entendido o ratificado mi verdadera
condición de seropositivo, de SIDOSO... así me sentía... (otra apreciación
peyorativa producto de mi ignorancia en aquel momento, ya que una cosa es ser
VIH+ y otra muy diferente estar en fase SIDA, como entendería mucho tiempo
después). La resultante neta es que nuevamente sentí que se me acababa la vida
y volví a recaer y enfermé nuevamente... (eso me enseñó lo poderosa que puede
ser nuestra mente...) tan enfermo que en cuestión de días desarrollé una
culebrilla (Herpes Zoster) en el torso del abdomen, una de las enfermedades
oportunistas muy comunes en pacientes inmunosuprimidos o seropositivos, lo que
me postró nuevamente en cama y quedé bajo el cuidado de mi amorosa madre, quién
no escatimó esfuerzos en atenderme y brindarme toda su atención y cariño.
Recuerdo que M.V. trataba de contactarme, incluso por medio de mi Mamá, a
lo cual yo me negaba rotundamente.
Decidí ir a consulta médica en el Hospital Militar y realizarme el
tratamiento indicado con Aciclovir, conjuntamente con remedios caseros como la Yerba
Mora e incluso con unos rezos, recomendados por Mamá, dichos cuidados hicieron
su efecto positivo logrando una pronta convalecencia en un corto plazo.
Al encontrarme algo recuperado de la culebrilla, decidí ver a M.V. y
hablarle sobre mi condición, mintiéndole al decirle que a raíz del problema del
Herpes, me realicé un perfil 20 y que me habían dado el diagnóstico de
seropositivo al acudir al hospital militar, convencido que de esta manera se
alejaría definitivamente de mi lado. Recuerdo que al principio encontré cierta
sorpresa y estupor de su parte al hablarle de mi infección por VIH, pero al
transcurrir los días ella se transformó en mi más incondicional aliada en todo
lo concerniente a mi condición, me guió y sirvió de enlace con los mejores
especialistas en Infectología del Hospital Clínico Universitario, me acompaño a
las primeras consultas, consiguió la orden para realizarme la Carga Viral y los
CD-4 en el I.N.H. sin ningún costo, totalmente gratis, me acompaño a consultas
de apoyo psicológico, me consiguió por intermedio de una gran amiga médico, la Dra.
Dianela Merchán que me abrieran mi historia médica en el H.C.U. y así pude
comenzar a disfrutar de todos los beneficios de este Hospital donde están unos
de los mejores infectólogos de Venezuela y sin ningún costo... en fin que
resultó un verdadero Milagro en mi vida, haciéndole honor a su nombre:
MILAGROS...
Al lograr canalizar toda una serie de interrogantes que había acumulado
internamente durante casi dos años, comencé a entender muchas cosas que no tenía
muy claras hasta ese momento. Al realizarme la primera Carga Viral se evidenció
que era relativamente baja, tan baja que no requería entrar aún en tratamiento
antirretroviral (A.R.V.) y así mismo dejaba en evidencia que la infección por
VIH en mi organismo no podía ser de muy vieja data, pues en ese caso la carga
viral debía ser mucho más elevada,(a mayor carga viral se tiene un menor
recuento de CD-4 y viceversa, como se pudo constatar en mi caso al transcurrir
varios años); de igual manera mi conteo de CD-4 era todavía alto, es decir que
aún tenía cierta reserva de linfocitos T en mi organismo para luchar a mi
favor, lo cual no sucede cuando la infección por VIH se encuentra en un estadio
avanzado. Todo esto me hacía sentir cierta tranquilidad por mis preocupaciones
iniciales en relación a la salud de mi ex-esposa e hija, pues todo indicaba que
había contraído la infección después de haber vivido con mi ex-esposa, en la
etapa que quedé solo después de enero del '99
Es decir que el resultado positivo en diciembre del '99 afortunadamente
había sido realizado cuando me encontraba recientemente infectado con el VIH.
Incluso con este cúmulo de evidencias pude llegar a sospechar cuando y con
quién me había infectado y al tratar de contactarla telefónicamente no logré
saber de ella, y solo me informaron que se había mudado por estar muy
enferma... Es decir a confesión (o evasión) de parte, relevo de pruebas...
Actualmente en el año 2017, tengo dieciocho años diagnosticado y diez
años bajo tratamiento Antirretroviral, con una excelente adherencia al mismo y
una carga viral indetectable. Gracias a Dios me encuentro asintomático y
aparentemente gozando de buena salud.
http://victorresvg.blogspot.com/2017/08/carga-viral-indetectable-vih.html
http://victorresvg.blogspot.com/2017/08/5-razones-por-las-que-el-vih.html
Carga Viral Indetectable = VIH intransmisible (y punto).
SER+POSITIVO
http://victorresvg.blogspot.com/2017/08/carga-viral-indetectable-vih.html
5 Razones por las que el "VIH indetectable" debe significar "intransmisible"
SER+POSITIVO
http://victorresvg.blogspot.com/2017/08/5-razones-por-las-que-el-vih.html
Con los graves problemas actuales que hay en el país no sé por cuánto
tiempo más nos puedan asegurar el tratamiento sin costo que nos suministra el
ministerio de la salud, pues ya hemos tenido algunos problemas de
desabastecimiento y en otros casos de cambios en el esquema de los medicamentos
producto del citado desabastecimiento.
Debo agregar que mi diagnóstico como seropositivo me permitió conocer
otras facetas de la vida que nunca había transitado, me enseño a ver la vida de
una manera diferente, a apreciar las pequeñas cosas y a vivir cada día con la
intensidad de que pudiese ser el último día de mi existencia.
Aún sigo Vivo, vivo y agradecido con Dios y con la vida por todo
lo que me ha permitido vivir, tanto en cantidad como en calidad, aunque vivo
solo, sin pareja ni familia, me siento tranquilo y en paz. Todo lo que me ha
tocado vivir me ha fortalecido física y espiritualmente, me ayudó a despojarme
del ego y aprendí a vivir “El Aquí y el Ahora”
Aunque estoy asintomático, aprendí que la muerte es un proceso normal e
inevitable al que todos debemos enfrentar en algún momento. Siento que mi
condición de vida y el estigma social que ella conlleva me ayudo a ser una
mejor persona, a conocerme mejor y a vivir más para mí, en lugar de preocuparme
por agradar a los demás, me ayudó a valorar los pequeños y sublimes detalles
que antes pasaban desapercibidos, aprendí a enfrentar mis demonios y mis
temores, a dejar de ser materialista y egoísta, a tratar de ser algo altruista,
ahora trato de crecer espiritualmente y vivir cada día con mucho agradecimiento
como si pudiese ser el último de mis días y aprendí que:
Lo mejor que puedes hacer con la muerte es tratar de aprovechar la vida
al máximo.
Sobre cómo me infecté con el VIH, la respuesta es una sola, por
IGNORANTE al subestimar lo que era una realidad desde los años ’80 la epidemia
del virus de inmunodeficiencia humana y su secuela el síndrome de inmuno
deficiencia adquirida es decir el VIH-SIDA, por promiscuidad sexual sin ninguna
protección pensando que la epidemia se circunscribía a determinadas poblaciones
de alto riesgo, de las cuales yo no formaba parte… pensando que por ser un
promiscuo heterosexual pero muy “selectivo” me permitiría apreciar a simple
vista la condición serológica de una persona, por un buen aspecto de aparente
salud y belleza, deducía que se trataba de una persona sana como yo, creyendo
en el estereotipo establecido de las personas “demacradas y flacas” para
considerarla como eventuales portadoras del VIH, por pensar que el llevar una
vida sexual bastante alocada y disipada pero heterosexual como la mía no me
incluía en dichas poblaciones de riesgo… craso error.
Debo confesar que en muy pocas ocasiones use protección (condón) en mis
relaciones sexuales con desconocidas, cuando usé condón era cuando tenía sexo
con trabajadoras sexuales o damas de compañía y era básicamente porque ellas
así lo exigían. También quiero comentar que en más de una oportunidad me
sucedió que al sugerirle el uso de condón a alguna eventual pareja de un
“ligue” en un sitio nocturno, la dama en cuestión se sentía altamente ofendida
pues argumentaba que “¿quién pensaba yo que era ella?” “que si acaso me parecía
que ella estaba enferma” “que no me preocupara que ella tomaba anticonceptivos”
“o que tranquilo que ya yo no puedo quedar embarazada”… y argumentos de ese
tipo… es decir mientras las trabajadoras sexuales se preocupaban y ocupaban de
tener sexo seguro, las damas que salían a ligar en selectos sitios nocturnos
podían llegar a ofenderse por solo sugerirles el uso del preservativo, esto es
algo de “aunque usted no lo crea” de Ripley, algo muy loco, pero lo escribo
porque así me sucedió, y estoy hablando de los años ’90 cuando se suponía que
ya había más información sobre el tema del VIH-SIDA.
Quiero comentar que cuando años más tarde, me realizaba mis pruebas de
Carga Viral y CD-4 en el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel en
Caracas, pude conocer a muchas señoras amas de casa que habían sido infectadas
por su propio marido, por ser este un hombre promiscuo (como yo) que se
infectaba con otra eventual pareja y sin saberlo infectaba también a su señora
esposa… casos realmente lamentables.
De igual manera la cantidad de jovencitas, algunas embarazadas que
habían sido infectadas por sus “noviecitos” por estos negarse al uso del
preservativo y seguramente tenían un alto historial de promiscuidad y sexo sin
protección en su haber; es una situación realmente alarmante y que debe llamar
a la reflexión y a la acción de TODAS las personas sexualmente activas, hoy en
día TODAS y TODOS deben usar protección, deben tener sexo seguro, tanto cuando
se trate de una esporádica o fugaz relación e incluso cuando sea con su pareja
habitual y constante, con su novi@ o espos@, SIEMPRE deben usar preservativos,
salvo en aquellos casos que desean tener descendencia y deberían realizarse un
test de despistaje o ELISA para asegurarse de
su verdadera condición de salud antes de decidir procrear o tener
descendencia, pues aunque a la mujer embarazada se le debe realizar dicho
examen como parte del protocolo del control pre-natal no creo necesario esperar
hasta ese momento para saber si pudiera ser eventualmente seropositivo y así
evitar complicarse y comprometer su vida y la de un alma inocente que está por
venir al mundo.
Estoy consciente que no es nada fácil el abordaje del tema para una
pareja de: casados, novios, amantes, etc. etc. pero hoy en día debe ser
obligatorio y formar parte del compromiso de amor y fidelidad que se profesan
el uno al otro; y en los casos de amantes “fugaces” o eventuales pues
considerarlo un punto de responsabilidad y amor consigo mism@ y a la vez con
sus semejantes. Deben tener presente siempre un axioma de una de las campañas
de prevención:
“SI UNO TIENE VIH-SIDA ES UN PROBLEMA DE TODOS”
En mi caso debo reconocer que gracias a Dios tuve mucha suerte, pues
habiendo estado casado la mayor parte de mi vida (durante casi 20 años) y
habiendo sido un “promiscuo extramarital” (por llamarlo de alguna manera)
durante ambos matrimonios, me infecté después de mi segundo divorcio, al año de
haber nacido mi segunda hija y afortunadamente fui diagnosticado con mucha
rapidez, debido a ciertos problemas de salud que fueron apareciendo
repentinamente, un gran malestar general, severa infección en la garganta,
fiebre, fuertes dolores musculares y en la zona lateral del torso (hígado o el
bazo recrecido) y una pérdida parcial de la visión... no tenía idea de lo que
todos estos síntomas presagiaban pero intuía que era algo serio, pues nunca me
había sentido tan enfermo. Acudí al médico y me diagnosticaron entre otras
patologías, una retinopatía cerosa central, lo cual explicaba la pérdida
parcial de la visión que estaba experimentando y me indicaron otra serie de
análisis de sangre, entre ellos la prueba Elisa, arrojando esta un resultado
positivo; encontrándose la infección en una incipiente etapa y con una mínima
carga viral, como lo demostraría más adelante mi primer análisis de carga viral
y recuento de CD-4.
Aunque yo estaba viviendo solo desde hacía más de seis (6) meses mi
alarma y mi pregunta no era:
- “¿cómo me había infectado?”
pues eso siempre creí saberlo, mi interrogante era:
-“¿desde cuándo estaría infectado?”
mi angustia era:
- “¿cómo notificarle a las
eventuales parejas que había tenido?” en ese período de “soltería” y sexo
disipado y sin protección… e incluso un poco antes, lo que incluía a mi ex
esposa…
Y así debí hacerlo, debí llenarme de fortaleza para contactarlas invitándolas
a realizarse su prueba ELISA para descartar cualquier eventual transmisión, no
fue nada fácil, me gané algunos insultos, en el caso de mi ex esposa fue mucho
más difícil y duro, me costó el no conocer a mi segunda hijita pues se rompió
por completo el contacto entre nosotros, pero afortunadamente ninguna resultó
infectada, alabado sea El Señor, el único era yo y ahora tocaba ocuparme del
tema. Suena raro pero eso me suministró un gran alivio dentro de mi tragedia
personal pues no había “daños colaterales” que lamentar. (Gracias Dios mío)
La primera etapa superado el impasse inicial, fue de Negación, buscando
que el Western-Blot o Inmunoblot, la prueba confirmatoria (PCR) arrojara un
resultado negativo y con esto tomar el resultado de la prueba ELISA como un
falso positivo, pues ha pasado, y por eso la importancia del confirmatorio, el
cual me hice finalmente en el año 2001 en dos oportunidades (privado y público)
con una diferencia de seis meses entre el primero y el segundo y ambos
ratificaron el resultado inicial, dió POSITIVO es decir que estaba confirmada mi
condición de SEROPOSITIVO.
Allí surgió nuevamente mi angustia y desesperación por sentir aquello
como una sentencia de muerte… no es fácil y en muchos casos es conveniente la
ayuda profesional de Psicólogos o Psiquiatras especializados en esta área para
dilucidar muchas interrogantes que surgen con esta nueva condición de vida, yo
lo hice así y busqué ayuda.
También se hizo necesario el acompañamiento de un médico Infectólogo
preferiblemente especialista en VIH para comenzar las evaluaciones pertinentes,
realizar Carga Viral y CD-4 para poder analizar en qué etapa se encuentra la
infección. Yo acudí inicialmente a un médico privado pero luego gracias a la
intervención de M.V. (quién sería mi pareja durante largos años y de quién
escribí en párrafos anteriores) sin ser portadora del VIH pero si una gran
mujer, me orientó y canalizó mi requerimiento para ser atendido en el servicio
de Infectología del Hospital Clínico Universitario de Caracas dónde me
brindaron una excelente atención con los
mejores médicos infectólogos del país.
*me permito agregar los siguientes
enlaces para aquellas personas que requieran buscar información sobre el tema:
Así permanecí bajo control, con todos los exámenes colaterales que se
deben realizar para descartar cualquier otra infección oportunistas (IO) como
TBC, CMV, Candidiasis y otras más. Gracias a Dios permanecí con una baja carga
viral (lenta progresión del virus en el organismo) y asintomático durante
varios años lo cual permitió retrasar el inicio del tratamiento Antirretroviral
(ARV) del cual yo tenía muchos temores y dudas para iniciarlo.
En paralelo comencé un tratamiento intensivo con varios productos
Adaptógenos y muchas vitaminas que fueron de gran ayuda durante esos años antes
de iniciar mi tratamiento ARV en el año 2007.
Fue en ese año que por producto de haber retrasado el inicio del
tratamiento ARV y la suspensión de mi tratamiento de “soporte” con adaptógenos
y vitaminas (por razones económicas) que comenzó a decaer mi salud y a
presentar Infecciones Oportunistas como el Herpes Zoster (culebrilla) y una
severa infección pulmonar ( Pneumocystis carinii PCP)
lo cual requirió de mi hospitalización por un largo tiempo.
Durante este período de hospitalización (2007) tuve la suerte de contar
con una excelente atención médica y hospitalaria por parte del personal del
Hospital Universitario de Caracas, y muy especialmente de un médico a quién
considero que le debo mi vida, por su altruismo y gran dedicación profesional y
personal con todos sus pacientes y conmigo en particular, me refiero al Dr.
Carlos Pérez Pérez @Cpperez2010 médico infectólogo e inmunólogo del
equipo de Infectología del H.U.C. en ese momento y hoy en día (2018) Jefe de
Infectología del Hospital General del Oeste (Los Magallanes) en Caracas. Un gran
médico, excelente persona y buen amigo por quién siempre tendré una gran estima
personal y mi eterno agradecimiento.
agosto 2007 - H.U.C.
Tratando de ver en retrospectiva toda mi vida para analizar el motivo o
la razón que me llevaron a tener una vida sexual disipada y disoluta (por
decirlo de alguna manera), una insaciable búsqueda del placer sexual, el mantener
muchas parejas sexuales de manera indiscriminada, una actitud lujuriosa, una
adicción al sexo que se traducía en esa constante necesidad de frecuentar
lugares nocturnos de vida licenciosa, como los clubes de bailarinas y nudistas
(striptease), los “american bar”, los pub y discotecas orientadas al encuentro
eventual (a ligar) de parejas, en fin algo definitivamente patológico o por lo
menos muy disfuncional; ya que tenía en esos momentos una buena esposa a mi
lado, que me satisfacía sexual y amorosamente, con quién también disfrutaba
mucho salir a divertirnos juntos y a pasarla muy bien (en ambos matrimonios)
pero no contento con eso, en paralelo, seguía con mi frenética búsqueda de un
placer adicional que parecía nunca encontrar. Incluso algunas de mis eventuales
parejas que con él tiempo se convirtieron en buenas amigas y estuvieron a mi
lado durante mis dos matrimonios, me hacían esa pregunta, me decían que: porque
si yo tenía una esposa que decía quererla (pues yo nunca les negaba que era
casado y siempre mantenía que era feliz en mi matrimonio) ¿qué era lo que
buscaba con esa forma desenfrenada de llevar la parte sexual de mi vida? A lo
que yo no tenía una respuesta seria que darles más que algún chiste o un cliché
del momento… “pues nada, hasta que el cuerpo aguante” o “es que uno se cansa de
comer siempre filete mignon” o “pues para disfrutar ahora que estoy joven
mientras se me pare (lograr erección) pues para descansar tendré tiempo después” y así cualquier tipo de
sandeces por el estilo, pero no había ni una respuesta seria de mí parte, ni
una razón que justificara mi forma de llevar la vida.
Debo acotar que en esos momentos yo era un responsable y exitoso
trabajador, ganaba buen dinero, cumplía con mis obligaciones económicas y
sentimentales como esposo y padre (en mi primer matrimonio) es decir no era un
“alegre bohemio” sin ataduras ni responsabilidades, no no era así, tampoco era
un adonis, un “galán” (y para muestras mis fotos de esa época jejeje!!!)
siempre me consideré más bien un “tipo feo pero simpático”, y como decía un
gran amigo “tenía que ser buen conversador y portador de varias tarjetas de
crédito que aguantaran muchos raspones” para seducir a las mujeres… de eso algo
tenía jejeje!!!
No andaba buscando “novias” para dejar a mi esposa, ¡no para nada! y de
hecho nunca negaba que me encontraba “felizmente casado” y que solo se trataba
de pasarla bien, diversión y sexo. La mayoría así lo entendía y lo aceptaban
sin problemas estableciendo algo que para esa época llamábamos “amigos con
derecho” es decir el derecho a tener sexo sin ataduras sentimentales. Muchas de
ellas no deseaban establecer una relación sentimental y valoraban su
independencia y privacidad tanto como yo mi matrimonio, en esos casos era como
juntar “el hambre con las ganas de comer” pues ambos teníamos los mismos
intereses desde diferentes ubicaciones. Algunas siguen siendo mis grandes
amigas, a la distancia (y ahora sin derecho) seguimos en contacto a través de
tantos años transcurridos.
En otros casos si yo sentía que la cosa estaba tomando un cariz
diferente de inmediato enfriaba la relación y dejaba de frecuentar y de salir
con esa persona. Tuve algunos pocos romances que trascendieron la simple
atracción sexual y me llevaron a involucrarme sentimentalmente con dichas parejas
con un elevado costo en tranquilidad y estabilidad en mi matrimonio con las
consecuencias previsibles en esos casos, llegando incluso a separaciones
temporales de mi esposa para él momento. Siempre respeté el viejo adagio que
dice: “el que asa dos conejos a la vez, alguno deja quemar” pero también es
cierto que “al mejor cazador también se le escapa la liebre” así que nada es
perfecto o completo en esta vida.
En fin, volviendo a mi planteamiento inicial, ¿cuál era el motivo o la
razón para tener ese comportamiento sexual?
Esa búsqueda insaciable del placer en lo desconocido, en lo lujurioso, esa
adicción al sexo, aunque para efectos de diagnóstico
y estadística de los trastornos mentales, la adicción al sexo no aparece
descrita como trastorno, la compulsividad sexual es evidentemente una falta de
control sobre este comportamiento e implicaba una conducta autodestructiva, a
riesgo de mi propia vida y salud como el tiempo se encargó de corroborar…
Las veces que busqué ayuda profesional psicológica fueron por razones
diferentes y nunca le planteé esta interrogante a un especialista, así que cada
uno tendrá que sacar sus propias conclusiones y sobre todo sus propias
reflexiones sobre las consecuencias de tal proceder.
Año 2018
He tocado fondo por diversas circunstancias, por razones sentimentales,
por conflictos existenciales, por razones de salud, por situaciones económicas,
a veces muy buenas y a veces muy mala, transité por los excesos del derroche de
dinero, sexo desenfrenado, alcohol y drogas, en mi vejez he estado desempleado,
sin producir ni un centavo, sin vivienda propia, sin comida, sin medicinas, sin
vehículo, sin afecto y con una salud muy comprometida... en fin un amplio
abanico de vivencias que se mueven entre lo sublime y lo ridículo, entre lo real
y lo absurdo, entre los gratos recuerdos del pasado y los terribles temores del
presente y futuro incierto.
Como nos enseña la Biblia en el Libro de Job:
“Cada uno pasa por el
crisol de la vida solo, debemos enfrentar los retos resistiendo a fuerzas incontrolables
y obtener nuestros propios triunfos. Llegará el momento en que nuestros
familiares nos abandonarán y debamos permanecer en pie solos”
(continuará en próximas entregas...)
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Namasté