SER+POSITIVO
He atravesado por problemas de salud severos, el más duro de ellos
fue el terrible diagnóstico que recibí aquel fatídico diciembre de
1999, estando en Barinas, diagnóstico que tomé como una sentencia de muerte
inminente en ese momento, pero que con el transcurrir de los años y en la
medida que aprendí a “convivir” con esa condición de vida me di cuenta que la
muerte solo llega cuando debe llegar y solo Dios sabe cuándo será ese
momento... como leí en algún lado: “Cuando te toca ni que te escondas y cuando
no toca ni que te pongas”
Debo acotar que en ese fatídico año de 1999 cuando
vivía en Barquisimeto y después de mi separación de mi segunda esposa en enero y luego de quedarme sin
trabajo, debí entregar el apartamento donde vivía alquilado y tuve que trasladarme en el mes de julio hasta Barinas y dejar allí todos mis enseres, mis pertenecías y mobiliarios en
casa de mi primera esposa G. H., pues no tenía a donde llevármelos, ya que mi
apartamento en Caracas se encontraba alquilado y se negaban a desocuparlo.
Estando en esa ciudad y a consecuencia de la continuidad de ciertos malestares
físicos que había venido presentando y unos de reciente aparición, decido acudir a una
consulta médica, dónde se me ordenaron una serie de exámenes que finalmente
arrojaron el diagnóstico comentado al inicio de estas líneas. Eso me impulso a
movilizarme de inmediato hacia Caracas, a casa de mi madre, dejando todas mis
pertenencias en Barinas; incluso hasta mi vehículo lo dejé abandonado en un
taller en dicha ciudad y emprendí mi apresurado regreso a Caracas el 21 de
Diciembre del año 1999 en un viejo taxi con un televisor, dos maletas y un fatal y catastrófico diagnóstico como mis únicas pertenencias...