SER+POSITIVO
Las facultades del hombre se dividen en dos: las facultades del alma que son la imaginación y la fantasía; y las facultades del espíritu que son: la empatía, la intuición, la inspiración. La empatía es la capacidad de colocarnos en el lugar del otro, el uso de esta facultad divide a los seres humanos en dos grupos: los que practican el pecado y los que viven rectamente.
El don espiritual de la rectitud:
“haz por los demás lo que te gustaría que hicieran por ti”, Mateo 7:12, se conoce como la regla dorada, es la aplicación práctica de la empatía.
El ejercicio o no de la empatía da origen a dos discernimientos o mentalidades: uno edificante, benévolo, justo, evolutivo; y otro retardante, injusto, destructivo, involutivo.
En la Biblia esto se conoce como “vivir según el espíritu” y “vivir según la carne”. Tomas de Aquino lo expresa de una manera muy sencilla: pecamos o imitamos a Jesús.
Los trastornos del comportamiento y las enfermedades mentales son observaciones parciales de un problema mas fundamental: elegimos entre el bien y el mal.
Es decir en la psicología espiritual hay dos enfoques, uno que busca el verdadero bien del hombre que es la sabiduría y Dios y el otro enfoque que busca los bienes aparentes o falsos bienes que son la riqueza, el poder y el dinero.