Yo estoy solo, estoy abandonado
Dejándome con corona de espinas
Que traspasó mi corazón
y también mi cabeza
Toda mi gente, me ha abandonado
Amados míos, amados míos
¿En donde están?, ¿En donde están?
Esta corona de espinas ha traspasado Mi alma
Quiten las espinas, ten misericordia.
Por amor a ti , Por amor a ti
Morí en la Cruz con corona de espinas
estoy viviendo con las espinas de nuevo
Yo soy el agonizante Jesucristo, Yo soy el agonizante Jesucristo....
Dejándome con corona de espinas
Que traspasó mi corazón
y también mi cabeza
Toda mi gente, me ha abandonado
Amados míos, amados míos
¿En donde están?, ¿En donde están?
Esta corona de espinas ha traspasado Mi alma
Quiten las espinas, ten misericordia.
Por amor a ti , Por amor a ti
Morí en la Cruz con corona de espinas
estoy viviendo con las espinas de nuevo
Yo soy el agonizante Jesucristo, Yo soy el agonizante Jesucristo....
ORACIÓN
¡Mi amado Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo! Me postro a Tus pies en medio de mi nada. Recuerdo todas mis ofensas hacia Ti. Te ruego, Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han mantenido en agonía por estos miles de años. Te contemplo aun vivo, colgado en la Cruz, con esa terrible corona de espinas, la sangre bañando Tu rostro, y las espinas punzando Tu Santa Faz. Me arrepiento por ese regalo que te di: la corona de espinas. Deseo quitarte la corona de espinas, y ofrecerte con amor una corona de oro.
(Besando la corona y apretándola contra su corazón S. Cecilia oró así:)
Jesús mío cuya Sagrada Cabeza yo laceré
con una corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús Mio, Quien está sufriendo místicamente el dolor
y la agonía de mi malvada corona de espinas
en tu sagrado corazón
ten misericordia de mí y perdona el mundo
Jesús Mío que sufres la ignominia de mi corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús mío cuya Sagrada Cabeza yo laceré
con una corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús Mio, Quien está sufriendo místicamente el dolor
y la agonía de mi malvada corona de espinas
en tu sagrado corazón
ten misericordia de mí y perdona el mundo
Jesús Mío que sufres la ignominia de mi corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
con una corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús Mio, Quien está sufriendo místicamente el dolor
y la agonía de mi malvada corona de espinas
en tu sagrado corazón
ten misericordia de mí y perdona el mundo
Jesús Mío que sufres la ignominia de mi corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús mío cuya Sagrada Cabeza yo laceré
con una corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
Jesús Mio, Quien está sufriendo místicamente el dolor
y la agonía de mi malvada corona de espinas
en tu sagrado corazón
ten misericordia de mí y perdona el mundo
Jesús Mío que sufres la ignominia de mi corona de espinas
ten misericordia de mí y perdona al mundo
(Apretando la corona de espinas contra su cabeza, Santa Cecilia besó los pies de Jesucristo Agonizante en la Cruz, y oró)
Mi Agonizante Jesús, recuerdo como yo golpeé Tu Sagrada Cabeza con una varilla de hierro, para que te penetraran aún más las espinas en Tu cerebro. Sentiste un dolor como si fuera un rayo que estremeciera todo Tu Cuerpo virginal. ¡Oh cuanto te ha hecho sufrir mi maldad!
Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó esa corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el peso de la Cruz, que hacía que las espinas
penetraran más profundamente en Tu Cabeza.
Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo todo esto a mi amado Salvador! Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo. Haré todo lo que pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en adelante.
Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu Cabeza hasta Tu muerte, para que así no pudieras tener ni un poco de alivio en Tu Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí. Cristo, ten misericordia de mi maldad!
Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. Puedo ver las manos de Juan el amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con lágrimas de amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos, para retirar la corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de mi amor hacia Ti.
(Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio. Santa Cecilia oró así:)
"Te ofrezco todo mi ser, y te prometo cargar mi cruz tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. Recibe los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales te prometo aceptar con amor, en reparación por mis pecados, y los pecados del mundo entero. Queridísimo Jesús Agonizante, con este humilde ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas que te coloqué, y ofrecerte una corona de oro. Recibe con amor, esta corona de oro que te ofrezco. Amén.
Padre eterno, te he ofendido gravemente al lacerar la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito, a quien tanto amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona al mundo. Amén (tres veces).
Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó esa corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el peso de la Cruz, que hacía que las espinas
penetraran más profundamente en Tu Cabeza.
Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo todo esto a mi amado Salvador! Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo. Haré todo lo que pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en adelante.
Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu Cabeza hasta Tu muerte, para que así no pudieras tener ni un poco de alivio en Tu Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí. Cristo, ten misericordia de mi maldad!
Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. Puedo ver las manos de Juan el amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con lágrimas de amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos, para retirar la corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de mi amor hacia Ti.
(Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio. Santa Cecilia oró así:)
"Te ofrezco todo mi ser, y te prometo cargar mi cruz tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. Recibe los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales te prometo aceptar con amor, en reparación por mis pecados, y los pecados del mundo entero. Queridísimo Jesús Agonizante, con este humilde ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas que te coloqué, y ofrecerte una corona de oro. Recibe con amor, esta corona de oro que te ofrezco. Amén.
Padre eterno, te he ofendido gravemente al lacerar la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito, a quien tanto amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona al mundo. Amén (tres veces).
ORACIÓN DE REPARACIÓN POR LA CORONA DE ESPINAS
(Dada a Bernabé por Santa Cecilia el 14 de Julio de 2000)
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Namasté