Es Positivo…

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  La muerte siempre implicará un tema polémico ante nuestra sociedad y la humanidad, ya que como especie racional que “entiende” la muerte buscamos la vida eterna, la prevención e incluso la creación de la vida y el control alrededor de ésta, como lo podemos ver en los casos de clonación, inseminación artificial, eutanasia, entre otros temas.

¿Por qué nos causará tanto miedo la muerte? Me parece que la respuesta radica en el hecho de que se trata de algo que no se puede del todo dar una explicación racional, algo que pierde sentido de trascendencia, que nos parece algo desconocido, de inalcanzable comprensión racional y humana.

Se nos olvida que al momento de nacer empezamos a morir y que cada día que pasa morimos un poco más, que nuestro mañana no está asegurado por nuestros planes; como especie animal nuestro instinto se concentra en nuestra sobrevivencia. Por lo tanto la muerte se convierte en algo temible, que es preciso evitar a toda costa.


No existe en nuestra sociedad un aprendizaje a la existencia de la posibilidad de un bien morir, de una muerte plácida y sin dolor. Mucho menos existe un entendimiento del proceso por el que pasa la persona antes de llegar al final de su vida.


¿Qué pasa si ése bien morir se ve envuelto alrededor de una enfermedad que la sociedad ha catalogado de diferentes maneras, repleta de discriminación y prejuicio? ¿Qué pasa con las personas que cargan con esa enfermedad y deben enfrentar su duelo y también con el duelo de una sociedad que pierde humanidad?


La persona no sólo estará enfrentando a la enfermedad en sí, sino que también se verá luchando contra una serie de factores, ya que no sólo la enfermedad atacará tanto aspectos biológicos así como sociales y psicológicos. Todos estos aspectos confrontarán a la persona de manera inevitable y necesitará de sus herramientas bio-psico-sociales para “defenderse” de la mejor manera posible.




Las personas que viven con VIH, desde el momento del diagnóstico se topan con una sociedad fría que juzga y castiga por tener la enfermedad ya que ésta conlleva connotaciones discriminatorias. Una sociedad que se niega a ver la pérdida de su propia humanidad al catalogar a los pacientes como algo (no alguien) negativo.




Es positivo, hacer que la sociedad se ponga en contacto con su humanidad, en contacto con la realidad de su propia frágil existencia. Que entienda que el diagnóstico no hace a una persona, que le enfermedad no define a una persona. Que es una persona de carne y hueso quien carga con la enfermedad, con la lucha constante de cuerpo/mente y no la enfermedad quien carga a la persona. Todos los prejuicios y discriminaciones nos hacen perder nuestro lado humano, difícil confrontamiento entre razón, emoción y sentimiento.

Es positivo cuando encontramos que existen diferentes instituciones que ofrecen orientación psicológica y médica a pacientes con esta enfermedad, sin embargo son muy pocas. Positivo saber que la información preventiva de la enfermedad puede ser accesible, sin embargo negativo que pocos se interesen por obtenerla.




Cuando no tienes asegurado tu mañana, la manera en la que enfrentas tu presente es muy diferente, pocas son las personas que aprenden la lección del tiempo a tiempo.


“La gente hace enormes cambios al final de su vida” (Ross)


Por eso es positivo, porque nos da la oportunidad de aprender de las personas que están en contacto con esta vivencia, que tienen mucho que ofrecernos, que nos pueden abrir un amplio y muy diferente panorama de lo que es la vida y nuestro propio sentido. También podemos aprender de su dolor y de su lucha constante. Recordemos entonces encontrar más humanidad viendo el lado positivo de las personas que tienen esta condición.