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sábado, 27 de julio de 2013

The art of dying:

Aldous Huxley’s last epiphany / 

The death of Aldous Huxley, as told by his wife Laura to Alan Watts, was a moment of epiphany in which the artistic appearance of this inherent power of life was manifested.

Death is, simultaneously, a contradictory reality in itself and a source of contradictions in our reality. Death has a fearsome aspect, but also, one which is tranquillising. The final border, and at the same time a pause in the natural course of existence, a type of impasse that, despite its conclusive character (or because of it), it renews everything, it takes life back to its beginning from where it is possible to start all over again. Death, thus, is effective and symbolic, that instant where the attraction of  the abyss and of the void become, all of a sudden, a creative force and a vital impulse.

One of these episodes, in which the qualities of death manifested themselves with a disquieting lucidity, was in in 1968, in Saltillo California, where Alan Watts had his studio, the very same place where he interviewed with Laura Huxley, Aldous’ wife. At first, Watts sought Laura because of the publication of This Timeless Moment, a memoir of the years she spent with the writer, from 1956 to 1963, when Huxley passed away.
This pretence however, soon dissipated to touch the real nucleus of Watts’ interest: the writer’s decision to die by a psychoactive dosage administered by Laura, which he accompanied by reading Bardo Thodol, the so-called “Tibetan Book of the Dead”. It is worth mentioning that concerning the latter event, Laura also wrote a letter to Aldous’ older brother Julian, where she detailed what had happened and which can be found in the website Letters of Note.
As far as Watts was concerned, Huxley’s approach was “a highly intelligent form of dying”, the intelligence that is beauty and poetry at once, perhaps absolute insofar that they stopped being gestures with which we can pretend to cheat death and, by contrast, are condensed into an act in which we can face it.
“Dying is an art”, says Watts at some point during the interview, to which Laura answered “and it’s also an adventure”.
Perhaps it is in this dialectic where we can find not the solution to the mystery of death (which, we will possibly only know if does exist, when we face it), but instead, it is that epiphany in which life shows itself for the last time as a great work of art, a magnum opus, which always was. 
TRADUCCIÓN DE GOOGLE:
El arte de la muerte: última epifanía de Aldous Huxley /

La muerte de Aldous Huxley, según lo dicho por su esposa Laura a Alan Watts, fue un momento de epifanía en la que se mostró el aspecto artístico de este poder inherente de la vida.

La muerte es, al mismo tiempo, una realidad contradictoria en sí misma y una fuente de contradicciones en nuestra realidad. La muerte tiene un aspecto temible, sino también, uno que es tranquilizante. La frontera final, y al mismo tiempo de una pausa en el curso natural de la existencia, un tipo de punto muerto que, a pesar de su carácter concluyente (o debido a ella), que renueva todo, que toma la vida de nuevo a su principio de donde es posible empezar todo de nuevo. La muerte, por lo tanto, es efectivo y simbólico, ese instante en que la atracción del abismo y de la nada se convierten, todos a, una fuerza creativa repentino y un impulso vital.

Uno de estos episodios, en los que las cualidades de la muerte se manifestaron con una lucidez inquietante, fue en en 1968, en Saltillo California, donde Alan Watts tenía su estudio, el mismo lugar donde se entrevistó con Laura Huxley, Aldous esposa '. Al principio, Watts buscaba Laura por la publicación de este momento atemporal, un libro de memorias de los años que pasó con el escritor, desde 1956 hasta 1963, cuando Huxley murió.

Esta pretensión sin embargo, pronto se disipó al tocar el núcleo real de interés Watts: la decisión del escritor de morir por una dosis psicoactiva administrado por Laura, que acompañó al leer Bardo Thodol, el llamado "Libro Tibetano de los Muertos". Vale la pena mencionar que en relación este último caso, Laura también escribió una carta a Aldous hermano mayor de Julian, donde se detalla lo ocurrido y que se puede encontrar en el sitio web de Letras de la nota.

Por lo que Watts se refiere, el enfoque de Huxley era "una forma muy inteligente de morir", la inteligencia que es la belleza y la poesía a la vez, tal vez absoluta en la medida en que dejaron de ser gestos con los que podemos pretender engañar a la muerte y, por el contrario, se condensan en un acto en el que podemos afrontarlo.

"Morir es un arte", dice Watts en algún momento durante la entrevista, a la que respondió Laura "y también es una aventura".


Quizás es en esta dialéctica en la que podemos encontrar no es la solución al misterio de la muerte (que, posiblemente, sólo vamos a saber si existe, cuando nos enfrentamos a la misma), pero en cambio, es que la epifanía en la que la vida se manifiesta por la última vez como una gran obra de arte, una obra magna, que siempre fue.

Image (Pablo Picasso, Masacre en Corea, 1951)
FUENTE: http://faena.com/es/node/2294#!/
TRADUCCION: By GOOGLE

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