En este artículo me gustaría resumir de una forma sencilla y clara tres de las seis características que componen el modelo ACT
Terapias de aceptación y compromiso
Dotado de una larga tradición teórica y filosófica, dicho modelo aporta las claves para que nuestra vida sea más valiosa y fructífera. Veamos resumidamente cuáles son:
-La defusión: Esta extraña palabra designa la capacidad para tomar distancia de nuestras reacciones emocionales y procesos de pensamiento, de forma que no tomemos todo lo que nos diga nuestra mente o nuestro cuerpo de forma literal o como una causa razonable para actuar de cierto modo. Por ejemplo, si tenemos el pensamiento "estoy deprimido" o "no sirvo para nada" y los fusionamos con nuestro sentido del yo, actuaremos siguiendo dichos productos del pensamiento como verdades absolutas (nos quedaremos en casa, no comeremos, dejaremos de trabajar etc), limitando enormemente nuestra vida. La defusión consiste simplemente en ser capaces de detectar dichos productos como lo que son: pensamientos, emociones, recuerdos, etc y lograr crear espacio con ellos, diferenciando entre el observador (tú mismo) y lo observado (tu mente)
-La aceptación: A todos se nos enseña a evitar el dolor. Nadie quiere sufrir, y esto es lógico. Sin embargo, en numerosas ocasiones el precio que pagamos por evitar ese dolor es mucho más alto que el que pagaríamos al ser capaces de tolerarlo. Cuando hablamos de "dolor" nos referimos a cualquier malestar asociado a los procesos que mencionábamos más arriba (ansiedad, miedo, ira, tristeza, etc). Imaginemos un bebedor que ahoga sus penas en el alcohol a causa de una pérdida. Seguramente lo haga porque transitoriamente su dolor se calme con la bebida, y sin embargo no es sino para volver con más fuerza. El coste de evitar ese dolor es muy grande. Desde ACT se nos plantea otra fórmula: la aceptación. La aceptación no es más que el ser capaces de tomar literalmente lo que la vida nos ofrece, aceptar plenamente la experiencia del momento sea como sea sin tratar de modificarla. El dolor es parte inevitable de la vida, y la experiencia nos dice que al tratar de evitarlo no hacemos sino multiplicarlo. Pero ¿y si lo dejas estar? Cuando haces esto, a la vez que sigues caminando hacia lo que te importa, cosas interesantes comienzan a suceder en tu vida.
-El contacto con el presente: Nuestra cabeza nos lleva hacia el pasado y el futuro todo el tiempo. Si no nos damos cuenta, podría volar delante nuestra un billete de 500 euros y ni lo veríamos (hay experimentos de esto, precisamente). Quedamos atrapados en sus redes, y al hacerlo nos perdemos la vida. Al hacer esto, no hacemos más que lo que comentábamos en el punto anterior: tratamos de evitar sufrimiento. Es posible que una situación nos resulte aburrida, dolorosa, triste, frustrante, etc, y por lo tanto nos vamos a "otro tiempo" para no tomar contacto con las sensaciones que la situación nos produce. Al hacerlo creemos habernos librado, y de hecho nos sentimos algo mejor, pero la pregunta es: ¿dónde te está llevando esa forma de actuar? ¿y si tuvieras que "pasar a través" de esas sensaciones para lograr algo que deseas? El modelo de ACT apuesta por vivir en presente lo máximo que podamos, estando abiertos a cualquier cosa que surja, sin evaluarla como buena o mala.
Continuando con el artículo de hace unos días en relación a las Terapias de aceptación y compromiso, me gustaría completar algunas de sus características principales para que así podamos aplicarlas a nuestro día a día ...
Estas son:
-Desapego con el yo conceptualizado: La gran mayoría de conceptos o etiquetas que tenemos en la cabeza acerca de nosotros mismos no son más que historias que nos contamos. Narrativas que, en definitiva, nos hemos creído, y por lo tanto tratamos de ser fieles a ellas al máximo. Por poner un ejemplo, podemos tener una serie de reglas o conceptos que realmente limiten nuestra vida si los seguimos al pie de la letra, como podrían ser "yo no soy inteligente", "no tengo suerte en el amor" o "estoy deprimido". Al apegarnos a esa narrativa y ser coherentes con ella, nos esforzamos casi sin quererlo en que esas definiciones sean reales. ACT nos plantea que seamos capaces de ver que somos mucho más que nuestras historias, y que, por lo tanto, podemos tomar la perspectiva de observador con respecto a ellas y actuar sin seguirlas como verdaderas. El objetivo es, en definitiva, darnos cuenta de que los pensamientos y las etiquetas no tienen por qué ser la realidad.
-La claridad en los valores: Los valores no son más que aquello importante para nosotros. Son el verdadero propósito de nuestra vida, diseccionado en áreas tan distintas como pueden ser el trabajo, la salud, las amistades, la familia, el ocio, la espiritualidad, el medio ambiente, etc. Es importante pues pararnos a reflexionar y a definir qué queremos en relación a cada uno de estos aspectos de nuestra vida. Si, en cambio, dejamos que nuestro malestar, nuestro miedo o nuestra adherencia a nuestro autoconcepto domine nuestra vida, muy probablemente nos demos cuenta de que estamos alejándonos de aquello que nos importa.
-La acción comprometida: Por tanto, ACT promueve el trabajo paulatino, la implicación activa en aquello que valoramos, considerando dichos valores en términos de dirección más que de objetivos. A nadie nos está asegurado el no sufrir, pero si dicho sufrimiento está al servicio de algo que queremos, esto acaba llenándolo de sentido. ¿Te has planteado qué quieres en tu vida? Hazlo y comenzarás a ver tus "razones/miedos" para dirigirte hacia allí. ¿Podrías notar esas razones pero aún así caminar hacia dónde quieres?
Lo más importante es actuar.
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Namasté