Nuestro cerebro no puede establecer la diferencia entre algo que es real o algo que estamos solo imaginando.
Neurocientíficos de la Universidad de Harvard realizaron un experimento en el que enseñaron a un grupo de personas una combinación simple de 5 notas de piano (dedo pulgar, índice, corazón o medio, anular y meñique), las cuales tocaron una y otra vez, por dos horas al dia, durante cinco días consecutivos.
Otro grupo de voluntarios, mientras tanto, no tocaron las notas físicamente, solo imaginaron que las tocaban, es decir; imaginaron que tocaban la combinación (dedo pulgar, índice, corazón o dedo medio, anular y meñique) por dos horas al dia, por cinco días consecutivos. Los investigadores examinaron los cerebros de los voluntarios diariamente usando una técnica denominada TMS (Transcranial Magnetic Stimulation) y encontraron que, durante cada uno de los días del experimento, había poca o ninguna diferencia entre los cerebros de las personas que tocaron las notas con sus dedos y el cerebro de aquellos que tocaron las notas en su mente. Las áreas del cerebro en ambos casos aumentaron su tamaño significativamente.
De muchas formas ¡el cerebro no puede establecer la diferencia entre real e imaginario! De todo lo que he investigado al respecto y basada en mi experiencia personal puedo decir que lo mismo puede ocurrir cuando nos imaginamos sanando nuestro cuerpo. Creo que cuando una persona imagina una parte de su cuerpo sanando el mismo fenómeno puede ocurrir...