DEL ESTIGMA SOCIAL AL USO TERAPÉUTICO
Todo lo que debes saber sobre la marihuana y no te atreviste a preguntar
Tras décadas estigmatizada como droga dura la marihuana se está abriendo un hueco en el modelo sociocultural moderno gracias a los beneficios demostrados en el ámbito clínico y terapéutico
Tanto el desconocimiento de sus beneficios como la apología de sus excesos impide y adultera la práctica del consumo legal y responsable de marihuana, es decir, un consumo que no perjudique a terceros ni a uno mismo. Aquí y ahora un poco de información contrastada que ayude a despejar las sempiternas dudas.
¿Qué diferencia hay entre la marihuana, cáñamo, hachís y cannabis?
El Cannabis es el nombre de la planta, originaria de Asia Central y del Sur, que contiene tetrahidrocannabinol, el compuesto químico psicoactivo responsable de alteraciones en el sistema nervioso central y que ya se consumía 10.000 años Antes de Cristo. El cáñamo es el nombre de las distintas variedades de Cannabis sativa y de la fibra que se extrae de ellas.
El hachís (chocolate, costo) es una pasta hecha de resina concentrada que se produce a partir de las flores de la planta de cannabis hembra. Tiene las concentraciones más altas de THC -hasta el 50%- por lo que los efectos psicotrópicos de su consumo son mayores y su composición puede llevar adulterantes difíciles de controlar.
Se llama marihuana -o comúnmente maría- al preparado elaborado sólo con las flores, hojas y tallos pequeños provenientes de la planta Cannabis sativa y que contiene entre un 6 y un 14% de THC.
¿Qué efectos tiene la marihuana a corto y largo plazo?
El cannabis contiene más de 400 compuestos químicos diferentes, entre ellos 66 cannabinoides o sustancias psicoactivas que afectan en mayor o menor medida al sistema nervioso central, ocasionando variaciones en sus funciones normales.
El primer porro te dilata las pupilas y te levanta una mueca. Los ojos se enrojecen, las pupilas se dilatan, la boca se seca y el corazón se acelera provocando en conjunto una descoordinación general, risa incontrolada y somnolencia. Es lo que los científicos llaman la “borrachera cannábica”. Un éxtasis eufórico u orgasmo sensorial provocado por el sistema cerebral de gratificación. La parte que gobierna nuestra respuesta a cosas tan placenteras como el sexo.
Esa primera e inocente ingesta puede no ser totalmente inocua. El 14,8 % de las urgencias por consumo de sustancias ilegales en nuestro país se deben al cannabis y se caracterizan por crisis de ansiedad y crisis de pánico, que suelen afectar más a consumidores noveles.
Pero el verdadero problema llega con la adicción, el exceso y descontrol. El THC tarda hasta 21 días en desaparecer del cuerpo tras la ingesta. El porreo de fin de semana va acumulando THC en su organismo que va minando su cerebro.
Está demostrado empíricamente una pérdida de memoria de corto plazo en los consumidores habituales. También se deteriora la capacidad para crear recuerdos nuevos porque el THC altera la manera en la que es procesada la información en el hipocampo al debilitar las conexiones o sinapsis entre neuronas.
Hay estudios documentados que han comprobado también el efecto precipitante del cannabis en brotes psicóticos, ansiedad, alucinaciones y esquizofrenia en individuos genéticamente predispuestos
¿Fumar marihuana provoca cáncer de pulmón?
Los pulmones no están preparados para procesar los componentes del humo de la marihuana, que dañan las células en el tejido respiratorio, del mismo modo que tampoco lo están para inhalar tabaco, pegamento o arroz con leche.
La diferencia es que el THC del cannabis contiene una sustancia activa, que reduce el crecimiento de los tumores en el cáncer de pulmón común y su capacidad para extenderse. Aún así, estadísticamente si fumas marihuana tienes hasta cinco veces más probabilidades de desarrollar un cáncer de pulmón.
¿Por qué? Simplemente por la forma de fumarla. El ‘porro’ no lleva filtro, su composición no está controlada como en el tabaco y una inhalación típica de marihuana es 65% más larga y cuatro veces más profunda que una de cigarrillo convencional para poder asimilar sus efectos; provocando la absorción de cuatro veces más alquitrán y hasta cinco veces más de monóxido de carbono, sustancias potencialmente cancerígenas.
Para evitar el consumo de estos potenciales venenos se han desarrollado los vaporizadores de cannabinoides o la ingesta con aceites o por vía oral en brownies o magdalenas.
¿Es la marihuana la droga más adictiva?
“The Science of Marijuana”, escrito por el profesor de farmacología de la Universidad of Cambridge Leslie L. Iverson, es probablemente el mejor tratado científico-estadístico sobre la dependencia de sustancias químicas psicoactivas extraídas de la Cannabis sativa para su consumo.
En él se concluye que la gran mayoría de las personas que han probado la marihuana lo han hecho de forma experimental y nunca se han vuelto adictos. Solo un 9% de ellas han hecho del hábito un vicio imprescindible. No parece mucho, si lo comparamos con las otras cifras del mismo estudio: el 32% de los que prueba el tabaco se convertirá en adicto, el 23% en consumidores de heroína, el 17% de cocaína, y el 15% de consumidores de alcohol.
¿Dónde puedo fumar marihuana legalmente?
El consumo, la posesión, cultivo y tráfico está regulado prácticamente en todo el mundo, con legislaciones de lo más dispares que van desde la pena de muerte por pequeño tráfico en Taiwán, hasta la legalización de consumo y venta en Holanda.
En España, no puedes ir fumando un porro impunemente por la calle. El uso y la posesión de hasta 40 gramos se castigan con sanciones administrativas mínimas de 1.000 euros, gracias a la nueva Ley de Seguridad Ciudadana. Si la posesión supera esos 40 gramos de hachís, la multa se convierte irremediablemente en un proceso judicial. Fumar, solamente en privado.
Olvídate de tener ni siquiera una plantita chula de marihuana en tu terraza. Con la nueva Ley, esa pequeña posesión supone un “acto de plantación no constitutivo de delito”; pero castigado también con una multa de entre 1000 y 30.000 euros.
¿Cuáles son los beneficios clínicos y terapéuticos de los derivados del cannabis?
Muchos y muy variados. En los últimos tres años se han presentado nada más y nada menos que 6.000 estudios sobre la marihuana y derivados en el ámbito clínico, corroborando el interés general de la comunidad científica por sus efectos beneficiosos.
A las innegables propiedades analgésicas, contra las náuseas y vómitos o en terapias auxiliares a pacientes sometidos a tratamientos de quimioterapia, hay que añadir sus efectos beneficiosos en enfermedades crónicas como la diabetes, la epilepsia, el alzheimer o la reducción de tumores que hemos comentado.
Un estudio reciente del ‘British Medical Journal’ encontró una menor prevalencia de la diabetes tipo II en personas que consumen marihuana habitualmente. Debido a sus propiedades antiinflamatorias, el cannabis disminuye el riesgo de diabetes en pacientes predispuestos genéticamente.
Andrew Ríos, un niño de dos años de edad, sufría graves ataques de epilepsia. Ninguno de los nueve medicamentos tradicionales lograba apaciguar los efectos de su enfermedad. Algunos de ellos con importantes efectos secundarios. Hasta que su madre contactó con el Ghost Group, una firma privada de capital riesgo especializada en el desarrollo de negocios dentro de la industria de la marihuana legal.
La pediatra Bonni Goldstein, comenzó a suministrar de forma muy controlada un aceite de una cepa de marihuana muy alta en cannabidiol (CBD). A la semana, los episodios de epilepsia del niño disminuyeron y ahora el pequeño ya camina y ha comenzado a hablar. La alternativa era la cirugía de estimulación del nervio vago.
Andrew Ríos | Foto: aopinion.com
¿Compensan entonces todos estos beneficios el consumo tradicional sin control?
No. No es lo mismo la marihuana en dosis medicinal que fumarse un porro diariamente para combatir la diabetes. La marihuana medicinal sintetiza las sustancias potencialmente beneficiosas de manera controlada y de cepas especiales con altas dosis de CBD. Sin aditivos y con un control absoluto de la dosis de THC a consumir en la terapia.
El ácido acetilsalicílico (la conocida aspirina), se extrae de la corteza del sauce blanco y a nadie se le ocurre fumarse un poquito de sauce todas las mañana para combatir el infarto de miocardio.
Pepo Jiménez | @kurioso | Madrid | Actualizado el 17/04/2014 a las 11:56 horas
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