La Humanidad ha creído hasta el momento presente que se nace para hacer y que “nacer” es sinónimo de “hacer”. Es un paradigma culturalmente muy arraigado el considerar que venimos y estamos aquí, en esta vida y en este mundo, para hacer cosas: lograr metas, alcanzar objetivos, producir, construir lo que sea,… Y en ese hacer -ligado inevitablemente a trabajos, empeños, esfuerzos, programaciones y controles- se busca la “realización” personal (cada cual según su “yo y sus circunstancias”), el sentido de la vida y hasta un sueño de porvenir colectivo en el marco de la denominada civilización.
Me gustaría transmitir en este artículo una idea que considero muy interesante en relación al sufrimiento humano y a su usual ciclo de repetición a través de las generaciones. Se trata del concepto del cuerpo-dolor (body pain) planteado por el escritor y maestro espiritual Eckart Tölle.
Entiendo que muchos podéis o podemos tener ciertos prejuicios acerca de estos supuestos gurús o maestros que sin carrera ejercen o escriben en relación a temas de sanación, pero a pesar de esto os rogaría que dejáseis esos prejuicios a un lado para centraros en lo que encontréis de verdad en estas palabras que os dejo a continuación. Obviad al mensajero pues, si así lo preferís, y centraos sólo en el mensaje: