Hace algún tiempo, mientras que una de mis
nietas y yo paseábamos, aproveché el momento para hablarle acerca de las
bendiciones. De regreso, íbamos bendiciendo doblemente a todos los que nos
encontrábamos en el camino. Yo los bendecía con amor, júbilo y paz, mientras
que mi nieta los cubría en bendiciones de bienestar y prosperidad. Cuando
pasamos junto a una limusina ella se rió y me dijo, "Creo que ellos no necesitan bendiciones.
Ya tienen suficiente bienestar y prosperidad".
"Todos necesitan nuestras bendiciones",
le respondí.
"Nadie está exento".
"Nadie está exento".
Recordé esa conversación recientemente mientras leía un libro llamado "El Alma del Dinero" escrito por Lynne Twist, donde ella describe cierto incidente que ocurrió cuando logró el sueño de su vida que era el de reunirse con la Madre Teresa en el Orfanatorio de las Misioneras de la Caridad en la Vieja Delhi.
Considerando que cada momento que estuviera con la Madre Teresa era algo muy preciado, se sintió inmediatamente irritada cuando su reunión fue rudamente interrumpida por una pareja de millonarios que entraron abruptamente y sin ser anunciados. "Primero los olí, después los escuché" dice ella. "Eran una pareja de Indios de edad mediana, un hombre y una mujer, ambos muy altos, gordos, excesivamente perfumados y obviamente muy ricos. La mujer entró primero, haciéndose camino para entrar antes que su esposo, moviéndose agresivamente hacia la pequeña mesa donde nos reuníamos. Tenía diamantes en sus orejas y en su nariz. Sus brazos estaban cubiertos de lujosos brazaletes, muchos de ellos con piedras preciosas. Usaba mucho maquillaje y traía puesto un sari azul y blanco con opulentos brocados de oro y plata. Tenía sobrepeso, lo que causaba que el sari se le abriera en la parte media de su cuerpo.
"Su esposo era aún más grande, más gordo y
más extravagante que ella. Usaba un turbante con un topacio en el centro justo
arriba de su frente, con un Kurta (blusón indio) con brocados en blanco. Tenía
un anillo en cada dedo de ambas manos. En el silencio de ese pasillo, aparentaba
que yo les agradaba a estos monstruos que entraron para robar mi tranquilidad e
intimidad.
"Sin saludarnos ni a la Madre Teresa ni a
mí, esa ruidosa y enorme mujer puso una cámara en mi mano mientras ella y su
esposo jalaban a la Madre Teresa de su silla y la recargaban entre ellos en la
pared demandándole que se tomara una fotos con ellos.
"’No habíamos podido tomarnos una foto. ¡Necesitamos
tomarnos una foto!’, se quejó la mujer gritando, y me hizo una seña para que
tomara la foto con su cámara. Yo me quedé lívida. La belleza de mi momento con
la Madre Teresa se había resquebrajado con el enojo que sentía hacia estos
intrusos rudos y opulentos. En cuanto tomé la foto, la mujer, que era alta, le
ordenó a la Madre Teresa que la volteara a ver mientras le tomaba una segunda
foto. La Madre Teresa estaba jorobada del cuello por su edad y por la osteoporosis,
pero sin dudarlo un segundo la mujer tomó la barbilla de la Madre Teresa y la
forzó a ver hacia arriba. Horrorizada de que alguien pudiera tratar así a la
Madre Teresa de Calcuta y deseando que se fueran, tomé la segunda foto. La
mujer entonces me arrebató la cámara y ella y su esposo, sin siquiera decir
“gracias” a la Madre Teresa o a mí, desaparecieron de prisa y ruidosamente por
el pasillo.
"La Madre Teresa regresó a su silla junto
a la mesa y continuó como si nada hubiera pasado, terminando con el tema de
nuestra previa conversación", comentó Twist. "Pero apenas la podía yo
escuchar, yo estaba tan enojada con esta pareja". Más tarde esa noche,
mientras revisaba la escena una y otra vez en su mente, la autora le escribió
una carta a la Madre Teresa, confesándole su sentimiento de ira y pidiéndole
perdón por sus prejuicios y falta de compasión.
Varias semanas después, la Madre Teresa respondió
por carta, reprendiendo a Twist por su falta de compasión y recordándole que
todo mundo necesita amor y comprensión. "El círculo vicioso de la pobreza,
dijo ella, ha sido claramente articulado y es ampliamente conocido. Lo que es
menos obvio y casi no se reconoce, es el círculo vicioso de la riqueza. No se
reconoce que con frecuencia la riqueza es una trampa para el sufrimiento de los
ricos; también lo son la soledad, el aislamiento, el endurecimiento del corazón,
el hambre y la pobreza del corazón que vienen con la carga de la riqueza.
Ella me hizo ver que yo no había tenido
compasión hacia los fuertes, los poderosos y ricos, cuando ellos necesitaban
tanta compasión como cualquier otra persona en la Tierra.
"'Debes abrirles tu corazón y convertirte
en estudiante y maestra de ellos' le dijo en la carta. 'Abre tu compasión e
inclúyelos. Esta es una parte importante del trabajo de tu vida. No los dejes
fuera de ella. También son tu trabajo.'"
Todo con el que nos encontramos en la vida
llega por alguna razón, para cumplir algún propósito. Nos servirá de maestro o
nosotros a él. Todo el que conocemos, sin importar las circunstancias, su rango
o estatus, es valioso y necesita de nuestro amor y aprecio.
Todo mundo necesita de nuestras bendiciones. No
hay nadie que esté exento.
El Ejercicio del Día de hoy:
Piénsalo. ¿Hay alguien en tu vida que no creas
que realmente necesita de una bendición? Si lo crees, ahora tienes una
maravillosa oportunidad para confrontar tus creencias y juicios internos.
Utilizando tu Diario de Bendiciones, escribe
todas las razones por las que creas que esta persona o personas no necesitan
bendiciones. ¿Crees que son más privilegiados o buenos que tú? ¿Te sientes
incómodo frente a ellos? ¿Son ofensivos contigo? ¿O sencillamente hasta ahora
nunca habías pensado que necesitaran de bendiciones? Escribe las respuestas que
te lleguen a la mente. Ahora tómate un momento para enviarles una bendición,
observa cómo te sientes y escribe tus sentimientos también. El cambiar tu forma
de pensar a veces requerirá ayuda. El confrontar tus sentimientos, escribirlos
y soltarlos sirve de ayuda.
La afirmación del día de hoy:
"Nadie está exento de recibir una
bendición"
La frase del día:
"Cuando sabes con seguridad absoluta que
las cosas no solo pueden ser diferentes, sino que se pueden resolver por
completo, te comprometes con el trabajo de una manera fundamental. No te
preguntes 'y si…' Determina el 'cómo hacerlo'. Busca las causas raíz y elige
caminos diferentes."
Lynne Twist
Nos "vemos" en la
siguiente lección y hasta entonces recuerda, SIEMPRE ES MEJOR BENDECIR. ¡Y todo
ESTÁ BIEN!
Bendiciones,
Kate
Enviado por mi admirada Amiga y Coach GINA ZERBONI
desde su dirección:
- gina.zerboni@gmail.com
y también la pueden ubicar por facebook
IMAGENES: Google
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Un abrazo de luz y muchas bendiciones.
Namasté