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lunes, 4 de junio de 2012

Nadie está exento, todos necesitan BENDICIONES

                            
Hace algún tiempo, mientras que una de mis nietas y yo paseábamos, aproveché el momento para hablarle acerca de las bendiciones. De regreso, íbamos bendiciendo doblemente a todos los que nos encontrábamos en el camino. Yo los bendecía con amor, júbilo y paz, mientras que mi nieta los cubría en bendiciones de bienestar y prosperidad. Cuando pasamos junto a una limusina ella se rió y me dijo,  "Creo que ellos no necesitan bendiciones. Ya tienen suficiente bienestar y prosperidad".


                                 

"Todos necesitan nuestras bendiciones", le respondí. 
"Nadie está exento".
                                        
Recordé esa conversación recientemente mientras leía un libro llamado "El Alma del Dinero" escrito por Lynne Twist, donde ella describe cierto incidente que ocurrió cuando logró el sueño de su vida que era el de reunirse con la Madre Teresa en el Orfanatorio de las Misioneras de la Caridad en la Vieja Delhi.


                                                   


 Considerando que  cada momento que estuviera con la Madre Teresa era algo muy preciado, se sintió inmediatamente irritada cuando su reunión fue rudamente interrumpida por una pareja de millonarios que entraron abruptamente y sin ser anunciados.  "Primero los olí, después los escuché" dice ella. "Eran una pareja de Indios de edad mediana, un hombre y una mujer, ambos muy altos, gordos, excesivamente perfumados y obviamente muy ricos. La mujer entró primero, haciéndose camino para entrar antes que su esposo, moviéndose agresivamente hacia la pequeña mesa donde nos reuníamos. Tenía diamantes en sus orejas y en su nariz. Sus brazos estaban cubiertos de lujosos brazaletes, muchos de ellos con piedras preciosas. Usaba mucho maquillaje y traía puesto un sari azul y blanco con opulentos brocados de oro y plata. Tenía sobrepeso, lo que causaba que el sari se le abriera en la parte media de su cuerpo.


                                        

"Su esposo era aún más grande, más gordo y más extravagante que ella. Usaba un turbante con un topacio en el centro justo arriba de su frente, con un Kurta (blusón indio) con brocados en blanco. Tenía un anillo en cada dedo de ambas manos. En el silencio de ese pasillo, aparentaba que yo les agradaba a estos monstruos que entraron para robar mi tranquilidad e intimidad.

"Sin saludarnos ni a la Madre Teresa ni a mí, esa ruidosa y enorme mujer puso una cámara en mi mano mientras ella y su esposo jalaban a la Madre Teresa de su silla y la recargaban entre ellos en la pared demandándole que se tomara una fotos con ellos.

"’No habíamos podido tomarnos una foto. ¡Necesitamos tomarnos una foto!’, se quejó la mujer gritando, y me hizo una seña para que tomara la foto con su cámara. Yo me quedé lívida. La belleza de mi momento con la Madre Teresa se había resquebrajado con el enojo que sentía hacia estos intrusos rudos y opulentos. En cuanto tomé la foto, la mujer, que era alta, le ordenó a la Madre Teresa que la volteara a ver mientras le tomaba una segunda foto. La Madre Teresa estaba jorobada del cuello por su edad y por la osteoporosis, pero sin dudarlo un segundo la mujer tomó la barbilla de la Madre Teresa y la forzó a ver hacia arriba. Horrorizada de que alguien pudiera tratar así a la Madre Teresa de Calcuta y deseando que se fueran, tomé la segunda foto. La mujer entonces me arrebató la cámara y ella y su esposo, sin siquiera decir “gracias” a la Madre Teresa o a mí, desaparecieron de prisa y ruidosamente por el pasillo.
"La Madre Teresa regresó a su silla junto a la mesa y continuó como si nada hubiera pasado, terminando con el tema de nuestra previa conversación", comentó Twist. "Pero apenas la podía yo escuchar, yo estaba tan enojada con esta pareja". Más tarde esa noche, mientras revisaba la escena una y otra vez en su mente, la autora le escribió una carta a la Madre Teresa, confesándole su sentimiento de ira y pidiéndole perdón por sus prejuicios y falta de compasión.




Varias semanas después, la Madre Teresa respondió por carta, reprendiendo a Twist por su falta de compasión y recordándole que todo mundo necesita amor y comprensión. "El círculo vicioso de la pobreza, dijo ella, ha sido claramente articulado y es ampliamente conocido. Lo que es menos obvio y casi no se reconoce, es el círculo vicioso de la riqueza. No se reconoce que con frecuencia la riqueza es una trampa para el sufrimiento de los ricos; también lo son la soledad, el aislamiento, el endurecimiento del corazón, el hambre y la pobreza del corazón que vienen con la carga de la riqueza.

Ella me hizo ver que yo no había tenido compasión hacia los fuertes, los poderosos y ricos, cuando ellos necesitaban tanta compasión como cualquier otra persona en la Tierra.




"'Debes abrirles tu corazón y convertirte en estudiante y maestra de ellos' le dijo en la carta. 'Abre tu compasión e inclúyelos. Esta es una parte importante del trabajo de tu vida. No los dejes fuera de ella. También son tu trabajo.'"

Todo con el que nos encontramos en la vida llega por alguna razón, para cumplir algún propósito. Nos servirá de maestro o nosotros a él. Todo el que conocemos, sin importar las circunstancias, su rango o estatus, es valioso y necesita de nuestro amor y aprecio.

Todo mundo necesita de nuestras bendiciones. No hay nadie que esté exento.

El Ejercicio del Día de hoy:

Piénsalo. ¿Hay alguien en tu vida que no creas que realmente necesita de una bendición? Si lo crees, ahora tienes una maravillosa oportunidad para confrontar tus creencias y juicios internos.

Utilizando tu Diario de Bendiciones, escribe todas las razones por las que creas que esta persona o personas no necesitan bendiciones. ¿Crees que son más privilegiados o buenos que tú? ¿Te sientes incómodo frente a ellos? ¿Son ofensivos contigo? ¿O sencillamente hasta ahora nunca habías pensado que necesitaran de bendiciones? Escribe las respuestas que te lleguen a la mente. Ahora tómate un momento para enviarles una bendición, observa cómo te sientes y escribe tus sentimientos también. El cambiar tu forma de pensar a veces requerirá ayuda. El confrontar tus sentimientos, escribirlos y soltarlos sirve de ayuda.

La afirmación del día de hoy:

"Nadie está exento de recibir una bendición"

La frase del día:

"Cuando sabes con seguridad absoluta que las cosas no solo pueden ser diferentes, sino que se pueden resolver por completo, te comprometes con el trabajo de una manera fundamental. No te preguntes 'y si…' Determina el 'cómo hacerlo'. Busca las causas raíz y elige caminos diferentes."

Lynne Twist

Nos "vemos" en la siguiente lección y hasta entonces recuerda, SIEMPRE ES MEJOR BENDECIR. ¡Y todo ESTÁ BIEN!

Bendiciones,

Kate



Enviado por mi admirada Amiga y Coach  GINA ZERBONI
desde su dirección: 
  • gina.zerboni@gmail.com
y también la pueden ubicar por facebook

IMAGENES: Google

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Namasté