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martes, 12 de junio de 2012

Ley de Causa y Efecto


Ley de causa y efecto
La ley de causa y efecto es una “ley” natural mística originaria del Judaísmo, la “Cábala.” Pero se piensa que existe desde mucho antes del  judaísmo o el hinduismo mismo.
También conocida como la ley de Consecuencia, Retribución o Compensación, nos dice que todo lo que hacemos tiene efectos en nuestra vida. Si hacemos bien, el efecto será positivo, si hacemos mal el efecto será negativo. Los efectos no necesariamente son vistos inmediatamente pero tarde o temprano afectaran nuestras vidas.


Vivimos en un universo de leyes. Todo sucede por una razón, sea ésta conocida o desconocida. De acuerdo a esta ley, el resultado de cualquier situación, tiene que ser igual a la causa. Lo que se siembra es lo que se cosecha.
Si la analizamos desde la física, “a toda acción le sigue una reacción” y desde la metafísica, “a toda causa le sigue un efecto”. Jesús nos dijo que “de lo que sembremos, cosecharemos al ciento por uno”. Y podría seguir ilustrando con ideales, creencias, religiones y corrientes. Pero todos concluyen en lo mismo: Nada sucede por casualidad.
La Ley de Causa y Efecto es una ley que funciona perfectamente en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, tanto en pensamiento, palabra y acciones. Esto quiere decir que todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y ésta trae una consecuencia, positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el azar, la buena suerte o la mala suerte, sólo resultados.
Entonces, todo lo que sucede en la vida de una persona es determinado por la ley de causa y efecto, acción y reacción. Esta ley funciona en todos los ámbitos y trae a la luz todo cuanto sembramos, sea esto en palabra, obra o pensamiento. Lo que se siembra puede ser una creencia, una idea o un acto y lo que se va a cosechar es el producto de eso que se sembró.
Todo lo que se hace o no se hace pone en marcha una causa y ésta trae una consecuencia, que puede ser positiva o negativa dependiendo de la causa que se puso en movimiento. Somos seres que estamos cambiando, transformándonos todo el tiempo. Por eso es posible que dentro de nuestro proceso evolutivo tengamos que lidiar con cosas negativas como el rencor, el egoísmo, la avaricia, o la envidia. La mejor manera de emprender buenas causas sería cambiando nuestra manera de pensar. En lugar de esos sentimientos o pensamientos, pongamos pensamientos positivos en nuestra mente, y así seguramente se lograrán resultados positivos.

De una causa insignificante, grandes efectos pueden suceder. Así como de una pequeña semilla crecen grandes árboles. El suelo donde se plantan las semillas no conoce tus gustos, lo que le plantes te va a dar. El terreno siempre te dará lo que le siembres.

Tu mente es el terreno donde plantas las ideas y se construyen los planos de lo que quieres en la vida. Los pensamientos que cultives en tu mente son los que se van a materializar. Lo mismo con tus acciones. Si dedicas tiempo y perseveras en tus proyectos, éstos van a prosperar.

Todo lo que eres o llegues a ser será el resultado de tu modo de pensar y de tu actitud. Por consiguiente el pensamiento es el arma más importante para lograr nuestros objetivos. Tú tienes el control y la última palabra.

El presente sólo se forma del pasado, y lo que se encuentra en el efecto estaba ya en la causa. 
Henri Bergson

AUTOR:Miguel Arguedas   
Escrito el 11 junio, 2012





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